2 de Septiembre de 2021

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La Plaza del Amor
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sábado, 23 de agosto de 2014

El descoronado.

Lorenzetti pidió respetar la “independencia del Parlamento”, pero advirtió que “las sentencias se tienen que cumplir”. (Una de cal y otra de arena.)


Ricardo Lorenzetti es el presidente de la Corte Suprema de Justicia de un país soberano y sus dichos serán leídos por los interesados no como la simple opinión de un político sino como la del representante del más alto tribunal del país. Tratando de salvar su "equidistancia" quiere quedar bien con todos, o casi todos: el Parlamento por un lado y la Justicia del país más poderoso de la tierra por el otro. Difícil equilibrio...digamos... Hubo un tiempo en que este señor, con su actitud pontifical, parecía el candidato más adecuado para erigirse en el reemplazante de la Presidenta Cristina Fernández, jaqueada por las corporaciones en una de las tantas crisis que debió sortear. Hablando siempre como desde un púlpito, repartía sentencias para unos y para otros, tratando de conformar a todos, pero inclinándose, sutilmente siempre, hacia el lado de los sectores que representan al poder fáctico, cuando no corporativo del propio Poder Judicial. Así por ejemplo, hacía importantes declaraciones reclamando el respeto del poder político hacia la Justicia, pero nunca se refería al poder, innegable y permanente, de las corporaciones. Pero... ¿qué pasó entre aquél conspicuo candidato a ocupar la más alta jerarquía política que la "crisis" dejaría vacante, y éste devaluado representante de la Corte Suprema cuyos dichos hoy juegan para el lado de una justicia que pretende avasallar la soberanía de nuestro país, dominada por fondos especulativos feroces, y olvidándose (sospechosamente) que se trata de un fallo de "cumplimiento imposible"? ¿Qué explica esta postura del Supremo tan "respetuosa" del fallo de un país extranjero que no pone reparos en ponerse por encima de las leyes de un país soberano, considerar a nuestra República como un privado, y atreverse a dar "órdenes" a los representantes de la misma en el Parlamento? Entre aquél "candidato" del establishment y éste que se arrodilla frente al poder corporativo y extranjero, pasó la Ley de Medios... 

Cuando la Corte Suprema tuvo la osadía de considerar, luego de cuatro largos años de cautelares y manejos judiciales por parte de la corporación Clarín, que la Ley era constitucional, su corona se cayó. El manejo mafioso de la información hizo que, una causa por turbias cuestiones en su provincia  (Santa Fe) que  lo involucraban, le permitió asomarse hasta la orilla misma del infierno. El mismo infierno al que, desde hace cuatro años, vienen queriendo mandar al Vicepresidente de la Nación pero con una causa amañada y llena de baches, que les permite juzgar y condenar públicamente y a diario su figura desde las tapas de los diarios. Debió ser muy duro para el Supremo darse cuenta lo fácil y rápido que podía caer al abismo, y eligió la prudencia... Los grandes medios están jugando, en este momento, desembozadamente del lado de los fondos buitre, tanto por medio de sus voceros periodísticos como desde los "consultores" económicos a los que convocan, y sumándose a la campaña pro buitre que siembra el pánico, además de publicar las solicitadas mentirosas y amenazadoras de la ATFA (American Task Force Argentina) de Paul Singer en sus páginas.

La cuestión es qué hace cada quién con el poder que tiene por el lugar que ocupa. Si lo ejerce, o lo entrega a los mandantes que lo ejercerán a través de él. Está clarísimo quién ejerce el poder político y decide enfrentarse con dignidad a quien quiere avasallarlo para defender los intereses de la Nación y el futuro de sus habitantes, y quién decide mantener su lugar de poder pero conservando, a lo sumo, su poder simbólico. Que no es poca cosa (pero que no alcanza). Al menos es lo que podrán "leer" quienes conozcan su postura, opuesta a lo que el Ejecutivo defiende, y a favor de un poder especulativo que utiliza a la Justicia y su soberbia imperialista para imponer la lógica del poder financiero global. Pero nuestro país merece mucho más de su Corte Suprema de Justicia y de su presidente que una cobarde equidistancia que lo denigra.
Pero el "respeto" solicitado al fallo incumplible del juez Griesa, y por lo tanto, de una justicia extranjera contra la reestructuración de la Deuda Soberana de nuestro país, puede tener otras explicaciones.

Una vez expresó el presidente de Ecuador, Rafael Correa que, el único país en el que no puede haber golpes de Estado es Estados Unidos, porque allí no hay Embajadas de ése país. La frase podría sonar graciosa si no fuera porque trasunta una verdad incontrastable: el poder que el Imperio pretende ejercer por todos los medios posibles sobre otros países, y el rol que su Embajada, junto con otros organismos, cumple en dicha tarea. Los archivos develados por Wikileaks revelan éso: cómo interactúan los diferentes actores de algunos países con la Embajada, y la naturalizada injerencia de los Estados Unidos a través de dichos actores, en la vida política y económica de los países en los que la Embajada se enseñorea.
Y ahí podemos ver otra de las razones por las cuales nuestro Supremo evita pronunciarse de manera soberana y categórica para defendernos de la injerencia de un poder extranjero sobre las decisiones de nuestro país. Las relaciones entre Ricardo Lorenzetti, Presidente de la Corte Suprema, y la Embajada de los Estados Unidos, fueron, en ciertos momentos, aceitadamente "carnales", tal como lo revelan los cables desclasificados de Wikileaks (*):

Entre mediados de 2006 y principios de 2010 fueron muchos los políticos, periodistas y exfuncionarios, incluso funcionarios de ese momento (como Sergio Massa o Martín Redrado) que se acercaron a "la Embajada", pero ninguno con tanta frecuencia como el actual presidente de la Corte Suprema, Ricardo Lorenzetti, aun antes de serlo. "Un cable dice que la embajada le pagó un viaje, otro despacho que la embajada se comprometió a buscar recursos para financiar un congreso que Lorenzetti estaba organizando, y otro cable, que especialistas contratados por la embajada modernizaron el sistema informático de la Corte Suprema", algo muy preocupante, sobre todo si ésto no fue debidamente informado, ahora que se conoció la red de espionaje masivo de los Estados Unidos... Hubo 7 encuentros entre Lorenzetti y el embajador de entonces, Earl Anthony Wayne, todos debidamente documentados por los cables de la propia Embajada. Al final de uno de esos despachos, el embajador Wayne agrega el siguiente comentario:

(...) "Lorenzetti dijo que espera que su visita a Washington resultará en la planificación de la conferencia judicial panamericana para el año que viene en Buenos Aires. Dijo que admira el profesionalismo y la autoridad de la Corte Suprema de los Estados Unidos y espera que la conferencia presentará una oportunidad para aprender más del sistema judicial de los Estados Unidos. (...) La visita de Lorenzetti nos ofrece la oportunidad de involucrarnos con el sistema judicial de la Argentina con un mayor intercambio y cooperación. Fin de comentario. WAYNE".

En otro despacho, el comentario de Wayne vuelve sobre el tema que tanto les interesa a ambos:

(...) "Lorenzetti está trabajando duro para fortalecer el Poder Judicial de la Argentina. Nos complace que la Corte Suprema de Justicia esté tomando la iniciativa de reunir a funcionarios de los poderes judiciales de América para discutir el Estado de Derecho, y estamos listos para ayudar con la participación de los Estados Unidos en la conferencia de Septiembre. Creemos que vale la pena explorar la idea del presidente de la Corte de crear un cuerpo que apoye el Estado de Derecho en América. Puede ser una iniciativa que bien valga el apoyo del gobierno de los Estados Unidos. Fin de comentario. WAYNE".

Cabe agregar que, entre elogios y propuestas, Lorenzetti no se privó de tirarse contra los gobiernos de Bolivia y Venezuela, expresando su "preocupación personal" por la amenaza a las libertades fundamentales en dichos países. Preocupación que debe haber sonado a gloria en los atentos oídos del embajador del Imperio, viniendo del prestigioso presidente de la Corte Suprema de Justicia. 

Por supuesto que los cables y sus revelaciones son muchos más que estas simples referencias. Viendo los hechos del presente y el rol de los Estados Unidos y su Justicia para con el tema fondos buitres, produce repugnancia y enojo la casi obscena relación entre obsecuencia e injerencia, una relación casi "natural" que sirve para entender POR QUÉ en estos días (y aun cuando el embajador Wayne haya sido reemplazado) Ricardo Lorenzetti se muestra tan "respetuoso" de un fallo incumplible y violador de la soberanía de nuestro país. Un presidente de la Corte Suprema que actúa como un simple vasallo del imperio, sin la mínima dignidad que su rol al frente de la Justicia del país debería exigirle.

Tendremos que esperar a las próximas revelaciones de WikiLeaks para saber cómo están jugando en estos momentos las relaciones entre el Supremo y la Embajada, aunque viendo lo ocurrido en un  pasado no muy lejano y sus actitudes del presente, podemos inferirlo.

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¿A quién defiende la Justicia norteamericana?

No todas son alabanzas para el accionar de la misma, y las críticas parten del mismo seno del Parlamento del Imperio.


 "La Corte Suprema (de los Estados Unidos) funciona como sede de los grandes negocios"
dice la Senadora demócrata Elizabeth Warren...
¿La habrá escuchado alguna vez el presidente de nuestra Corte Suprema, Ricardo Lorenzetti, tan pródigo en elogios hacia la Justicia norteamericana?
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(*) "PolitiLeaks". Santiago O´Donnell.

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