Cuando la Corte Suprema de Justicia, en Octubre pasado, sacó el fallo en el que reconoce la constitucionalidad de los artículos cuestionados por el Grupo Clarín sobre la LSCA, a continuación del mismo hizo un agregado que no tenía NADA QUE VER con el tema sobre el que el fallo se expedía, pero que representaba un guiño, una especie de "hoja de ruta" por la que el multimedios podía tomar para seguir cuestionando al gobierno. Esto es, el uso de la Pauta Oficial que, según Clarín, se utiliza de manera discrecional y como una especie de "castigo" para los medios "no complacientes" o "independientes" del gobierno. ¿Por qué les resultará tan difícil admitir que son medios OPOSITORES al gobierno, no?
A caballo del tema "pauta oficial" se montan varios temas relacionados:
-la necesidad de dar a conocer las políticas oficiales que estos medios "independientes" ocultan, tergiversan o ningunean diariamente;
-el uso del espacio que permiten las emisiones de Fútbol para todos para darlas a conocer (en lugar de publicitarlas en esos medios);
-la furia por haber perdido el negoción del "Fútbol para pocos" que antes detentaban, y con el cual se permitían extorsionar a compañías de cable regionales hasta hacerlas desaparecer.
-el discurso acerca de que con el FPT se utiliza "el dinero de todos", como pasa con el programa 678, etc., mientras que los "privados" sólo utilizan SU propio dinero.
-el falso interés por la INFLACIÓN que oculta, además de los manejos abusivos de los intermediarios y comercializadores de productos esenciales, el peso que la publicidad de los productos significa en el costo final de los mismos.
-la furia que esos mismos medios mostraron el día que, Guillermo Moreno (ex Sec. de Comercio Interior), pidió que disminuyeran el costo de los productos regulando la publicidad en los distintos medios, para abaratar sus costos.
-la falsedad de su interés por la INFLACIÓN que pasó a 2º o 3º plano cuando se redujo la pauta publicitaria de las grandes cadenas comerciales...
-el nulo interés por dar a conocer las políticas de Precios Cuidados (acordado con la Sec. de Comercio), al tiempo que ridiculizan los controles sobre dichos precios (Ver nota: "Que los precios te los cuide Cadorna") y se solidarizan con los responsables de aumentos abusivos que pautan en sus medios.
Finalmente, y siguiendo la "hoja de ruta" sugerida para Clarín, la Corte Suprema emitió un fallo (la-corte-ordeno-incluir-en-la-pauta-oficial-canal-13) en el que ordena al Ejecutivo incluir a Canal 13 (Grupo Clarín) en la distribución de la pauta oficial. Lo que no queda claro es CUÁL criterio se aplica para distribuir dicha pauta: si para dar a conocer las políticas oficiales, para compensar a aquellos medios que carecen del poder efectivo de los multimedios oligopólicos o si en cambio, como resulta de la aplicación de este fallo, favoreciendo aún más a aquellos que más poder de difusión (fogoneo mediático) tienen.
Para esclarecer el tema, rescato una nota aparecida hoy en el Página/12, (Pauta oficial y la privada) de Gustavo Bulla, Profesor de políticas de comunicación UBA / UNLZ.
Dice la nota:
El reciente fallo de la Corte Suprema de Justicia que ordena al Poder
Ejecutivo destinar más publicidad oficial a Canal 13 de Buenos Aires
–Grupo Clarín– y presentar un esquema “equitativo y proporcional” para
el resto de los canales capitalinos reactualiza un debate declamado más
en clave de consigna que de propuesta racional.
¿De cuánto hablamos, cuando hablamos de pauta oficial? En el año
2013, la pauta distribuida por el Estado nacional no alcanzó al 5 por
ciento de la torta publicitaria nacional, que fue de unos $24.000
millones (Fuente: Cámara Argentina de Agencias de Medios). La cuasi
marginalidad de la pauta pública no deslegitima los reclamos, pero el
debate político debe tenerla presente, sobre todo para evitar
sobreactuaciones.
¿Qué significa un criterio “equitativo y proporcional” de
distribución? Ni más ni menos que la consumación del sentido común
neoliberal: darles más a los más poderosos y menos a los más débiles.
¿Cómo debe ser entendida la pauta publicitaria oficial? Sin lugar a
dudas, como la obligación republicana de dar publicidad a los actos de
gobierno. Los críticos de su implementación a menudo la confunden con
una suerte de “subsidio” o “financiamiento” estatal a los medios.
La reclamada regulación legal sobre la distribución de la pauta
oficial es bastante más compleja que su mera mención. Todo intento de
regulación democrática exige al menos incluir criterios de justicia
distributiva –contrarios a la linealidad neoliberal–, de eficacia
comunicacional para llegar efectivamente a los públicos destinatarios y
de flexibilidad en el manejo presupuestario según las coyunturas y
acontecimientos imprevistos.
El difícil trabajo de los colegas planificadores de medios consiste
en tratar de que cada peso de inversión publicitaria privada llegue a
los destinatarios pertinentes. Como los espacios publicitarios de los
medios son bastante caros, por lo general se trata de circunscribir lo
más posible a los receptores de los mensajes emitidos. No debería haber
mayores diferencias en este punto con la pauta oficial. Se sabe que en
las barriadas populares diarios como La Nación o Ambito Financiero no
tienen lectores, a diferencia de Diario Popular o Crónica. O que
planificar una campaña de salud pública respecto de una enfermedad
tropical en medios patagónicos es un despilfarro de recursos.
Toda rigidez regulatoria que no contemple estas cuestiones, so
pretexto de limitar la discrecionalidad, redundaría en ineficacia por
parte del Estado para comunicar lo que habitualmente los grandes medios
comerciales prefieren omitir, como hemos presenciado en los últimos
años.
Para quienes piensan la democracia desde una mirada tributarista
(“... que los privados hagan lo que quieran con su dinero, pero yo pago
mis impuestos y tengo derechos...”), lo acontecido en los últimos días
con la cobertura periodística del programa de Precios Cuidados debería
motivar alguna reflexión. Los diarios beneficiados por las pautas de las
cadenas concentradas de supermercados han omitido informar sobre el
comportamiento antisocial de estas últimas.
Como supo decir Alejandro Dolina en un programa televisivo: “Cada
vez que nos enjabonamos, de alguna manera estamos financiando a Luis
Majul –entre otros– aunque no lo sepamos”. Cerca del 18 por ciento del
precio final de un producto de consumo masivo está determinado por la
inversión publicitaria. La relación comercial entre medios concentrados y
grandes anunciantes, lejos de ser de carácter privado, nos involucra a
todos, lo sepamos o no.
Los grandes avisos que aparecen los fines de semana en pocos medios
no son el producto de la mano invisible de la que hablaba Adam Smith.
Los diarios más poderosos exigen exclusividad a los anunciantes y éstos
descargan la inversión publicitaria en los productos así promocionados.
Al final del circuito, los perjudicados somos los consumidores que
pagamos precios más caros y somos desinformados, y los pequeños
productores de alimentos que deben aceptar condiciones leoninas para
poder venderles a las grandes cadenas comerciales.
Este es otro elemento que una eventual regulación de la inversión
publicitaria oficial debería incluir: que los medios de comunicación
estén obligados a hacer públicos sus números para que todos sepamos
quiénes son sus anunciantes y cuánto representan en sus ingresos,
incluyendo tanto la pauta privada como la oficial. De esa manera, toda
la ciudadanía podría ejercer con mayor plenitud el derecho humano a la
comunicación.
Creo que ahora queda más claro qué implica la Pauta Oficial, qué debería tenerse en cuenta al regularla, a quiénes debería estar destinada (en cuanto al derecho a la información) y qué debería exigirse a los medios (gráficos y/o televisivos) para que dejen de mirar la paja en el ojo del gobierno, y empiecen a ver la viga de lo que NO DICEN en el ojo propio.
Para tener reglas claras y en las que, como ciudadanos y como consumidores, recibamos la información a la que tenemos derecho.
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4 comentarios:
Hace demasiados años que estamos habituados a tragarnos cuanto sapo nos proponen las pautas publicitarias. En el breve período en que Guillermo Moreno limitó la exposición publicitaria de los grandes supermercados, el porcentaje estimado entre 15 y 20% que implica NO fue rebajado de los precios. Obró como un castigo para esos medios, sin dudas, pero no benefició a los consumidores finales.
Una manera de demostrar que existe la "seguridad jurídica", tan reclamada por cierta parte de nuestra sociedad, es poder lograr que el poder económico se ciña a la ley, que LA CUMPLA. Pero fijate qué sucedió con el flautín y la ley de medios audiovisuales: cuatro años de cautelares ACEPTADAS por la justicia que dilataron-hasta-donde-pudieron la aplicación de una ley que había sido masivamente aprobada por el Poder Legislativo.
Durante esos 4 años, el término de una gestión presidencial, ¿A dónde fué a parar la seguridad jurídica?
Ya salió el Dr. Funes de Rioja a pedir al Secretario de Comercio que no se publiquen las razones sociales de los que incumplan el acuerdo de "precios cuidados". Parece que no tuviera demasiada importancia respetarlo ó no. En cambio, la pauta publicitaria oficial debe ser puesta por la justicia bajo la lupa de la equidad, no vaya a ser cosa ...
Saludos
Tal cual Tilo. Da la sensación muy clara que, con este fallo, la Corte intenta "compensar" el fallo a favor de la LSCA, a pesar de que Lorenzetti no zafó de que lo lincharan mediáticamente, hablando de "pactos espúreos" y de ventilar su pasado, tal como dijo la inimputable (por sus fueros) Carrió. Pero es un mamarracho por donde se lo mire.
Gracias por tu comentario, y por leerme.
Abrazo.
El fallo más vergonzoso en años. Otra que la mayoría automática
Así es, amigo Ikal. Claramente un fallo "compensatorio"...
Gracias por tu comentario.
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