"Que los precios te los cuide Cadorna".
"¿Por qué tengo que ocuparme de cuidar yo lo que debería cuidar el gobierno? ¿Para qué tengo que ocuparme de algo si yo pago para que se ocupen?
"Volvé Moreno".
"En estos tiempos hace falta "un Moreno"...
"Necesitamos una "Cristina eterna"".
Éstas y otras frases por el estilo se escuchan (y leen) por estos tiempos... Algunas de ellas en relación con el tema aumento injustificado de los precios de algunos productos (mal llamado "inflación"), otros relacionados con la puesta en marcha de todas o algunas políticas del gobierno, generales o particulares. Y algunas vinculadas al rol del Estado y el de los ciudadanos-consumidores. La frase que alude a "Cadorna" fue mencionada en una nota de EL HIJO DE un humorista famoso por sus monólogos políticos, que empieza diciendo "En casi todos los países normales del mundo, el pueblo se dedica a laburar y los gobernantes se dedican a gobernar."
Cadorna vendría a ser la encarnación de una idea, de un alguien abstracto (como puede ser el Estado) o concreto (como el gobierno) sobre todo para quienes se oponen a todas y cada una de las medidas que el gobierno pone en marcha, y para quien el gobierno es el culpable de TODO lo que ocurre en el país. Sería creíble una opinión de éste tipo si, quienes instalan la idea del "gobierno culpable de todo" no fueran corresponsables en muchas de las embestidas que este mismo gobierno sufre: manipulación del valor del dólar, aumentos injustificados de precios, instalación mediática de un dólar fantasma al que alientan, y un largo etc. entre los que podrían incluirse los ataques diarios a la Presidenta y/o sus ministros, las mentiras diarias, las tergiversaciones, las acusaciones y denuncias sin fundamento con la intención de esmerilar la credibilidad del gobierno, minar la confianza de los ciudadanos y llevarlos, finalmente, al miedo que paraliza y permite implementar políticas de shock, más convenientes a sus intereses.
Cuando se puso en marcha la política de "Precios Cuidados" por medio de un ACUERDO con distintos sectores de la producción y la comercialización de productos esenciales, fue luego de advertir que, el acuerdo anterior llevado adelante por Guillermo Moreno (el antecesor en la Sec. de Comercio Interior) había fracasado: por errores propios y/o por la voracidad ajena, los acordantes rompieron el acuerdo de múltiples maneras: escamoteando mercadería, modificando los envases, agregando supuestas mejoras de los productos, confundiendo a los consumidores y permitiendo aumentar sus ganancias al tiempo que estafaban el acuerdo firmado y la confianza de los consumidores. Sin embargo, hubo algo a lo que Moreno pudo haber recurrido y no lo hizo: al fijar precios por regiones y por comercios, se suponía que en cada lugar, UNO, el consumidor, debía conocer cuál era el precio anterior para poder reclamar en el caso que no se respetara el precio acordado. De esta manera, el control ciudadano sobre los precios era muy difícil, no sólo para el consumidor sino para la propia Secretaría de Comercio, al punto que, al evaluar los resultados, sólo se pudo constatar en qué cosas los productores y/o comerciantes habían estafado para eludir el acuerdo y aumentar sus ganancias. Nada se dijo de los errores de implementación.
Esta vez, el ACUERDO involucra a una cantidad menor de productos, de consumo masivo, pero que son fijos en todo el país (a los que irá llegando gradualmente), serán revisados periódicamente y existe una comunicación mucho más clara y fluida hacia los consumidores. Estos precios son una referencia para todos los otros, porque dan un marco acerca del valor real de dichos productos. Esto permite que mucha más gente (en forma individual o por medio de organizaciones sociales/políticas) pueda involucrarse en el control, tanto de la provisión de los productos como en el respeto de los precios de los mismos.
Esta forma de comunicación que permite el involucramiento tiene que ver con pensar en una sociedad en la que sus integrantes sientan que pueden-deben ser parte. Si creemos que sólo somos quienes pagamos los impuestos (en el mejor de los casos) y con éso nuestra tarea se terminó, estamos abonando la idea de un ciudadano individualista, cómodo pero también inmaduro, que cree que, porque paga, nada más tiene que hacer. Su rol de "ciudadano" se limita a "pagar los impuestos", y no le pidan nada más porque "no le corresponde". Una figura como la de Guillermo Moreno, era algo así como un sherif, una especie de guardián de nuestros intereses en quien podíamos confiar y por lo tanto, descansar porque siempre había ALGUIEN que se ocupaba de domesticar a las fieras. Sin embargo, también sirvió para que las corporaciones lo transformaran en el demonio de Tasmania, un monstruo arremetedor que no se paraba ante nada y ante nadie, pero al que, sin embargo, le hubiera venido muy bien no quedarse solo, apelar a la conciencia ciudadana y permitir que los consumidores pudieran ser parte activa en el proceso de cuidar los precios. Moreno era (es) un patriota, por la forma en que defendía nuestros intereses, pero con un solo patriota no alcanza para hacer una Patria.
La idea de una "Cristina eterna" tiene un recorrido similar. Todos los que apoyamos este Proyecto de un país con "crecimiento con inclusión" sabemos que jamás habría podido concretarse sin Néstor y sin Cristina. Pero Néstor no está, y así como todavía muchos lo extrañan (a costa de la figura de Cristina, con lo cual casi se olvidan que fue Néstor quien confió en ella), hoy está Cristina, pero en el 2015 no va a estar, ni va a ser candidata a nada. Y si algo caracteriza a esta Presidenta es, justamente, la idea rectora de que, este proyecto lo llevamos adelante entre todos, o perdemos todo lo ganado. La mejor enseñanza que nos puede dejar el paso de Cristina por la gestión es impulsarnos a que nos involucremos todos. Y no se trata sólo de candidatos (que deberán disputar por el lugar que aspiran a ocupar), sino de que todos los que creemos y queremos, NOS HAGAMOS CARGO para defenderlo. Cristina mostró claramente el camino: no sólo abrió el juego poniendo a actuar a otros funcionarios y permitiéndoles un mayor protagonismo, sino que nos convoca cada vez que puede para que SEAMOS PARTE, que no nos quedemos como simples espectadores, que seamos también PROTAGONISTAS.
Lo que está pasando en estos días con los controles ciudadanos de los Precios Cuidados, con las denuncias de los incumplimientos del ACUERDO, con los "apagones de consumo", son una buena señal. Muchos consumidores perdimos la inocencia, y empezamos a tomar conciencia de QUIÉNES son los que aprovechan el "río revuelto", cuando no son los mismos que revuelven las aguas para sacar povecho. Y en lugar de consumir sin mirar, de limitarnos a llenar el chango y luego pagar sin mirar siquiera el ticket, prestamos atención. Y reclamamos, o denunciamos, comparamos los productos entre comercios, y no necesariamente porque no tengamos el dinero. Sino porque no es justo para nadie que se aumente el monto de las asignaciones sociales (no sólo para INCLUIR sino para alimentar un mercado interno que ayude a recuperar la economía del país), o los sueldos y jubilaciones, y que ese dinero termine en los angurrientos bolsillos de fabricantes monopólicos, concentrados, extranjerizados o cartelizados, y comerciantes de grandes cadenas, muchos de los cuales remiten sus ganancias fuera del país.
Muchos consumidores actúan de manera individual, cuidando su propio bolsillo. Otros nos autoconvocamos para no consumir determinados días en determinados comercios, otros más organizados asumen la tarea de controlar (los más odiados por los super e hipermercados) o de protestar delante de algunos comercios por el faltante de productos y otros incumplimientos.
Protesta frente a Disco de Congreso por faltante de productos de Precios Cuidados. |
Otros tomamos fotografías cuando vemos incumplimientos y hacemos la denuncia por alguna de las vías posibles. (Ver Los consumidores triplicaron sus denuncias por Precios Cuidados). Se equivoca el periodista de La Nación: no es "el consumo que se desploma". Son los consumidores cuidando su bolsillo de los especuladores. Éstos van a tener que remar bastante para recuperar la confianza de muchos consumidores, ahora prevenidos.
Habría que recordarles a los que hablan de "países normales" que en muchos "países normales" los consumidores son activos participantes en el cuidado de los precios, o más conscientes a nivel individual (Estrategias para cuidar los precios en América Latina). Y que la mentada "normalidad" tal vez vaya dirigida a ciertos países que, en estos tiempos, no la están pasando nada bien, precisamente.
Los dictadores tenían muy claro el significado de la "acción colectiva", de la importancia de la conciencia grupal para el logro de los objetivos. No fue casual que desaparecieran a Héctor Oesterheld, creador de El Eternauta, el héroe colectivo. A los dueños del poder real les molesta, y mucho, ése héroe colectivo, que en este caso, se encarna en un consumidor responsable, activo y consciente, informado y solidario. Ése que tanto les molesta a los que invocan a Cadorna, porque Cadorna, de última, no es NADIE. Mientras que, El Eternauta, SOMOS TODOS.
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