2 de Septiembre de 2021

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La Plaza del Amor
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viernes, 12 de agosto de 2011

Chau Solano... Tu Eternauta se queda acá!

Los observadores siguen con arrobamiento los avatares del lápiz sobre la hoja en blanco. Como si fuera magia, las formas aparecen, crecen, se multiplican, y el prodigio de la obra creada se aloja en el espacio de lo maravilloso...
Ése acto de placer estético compartido es la experiencia única que posibilita el arte plástico y que sirve tanto a la necesidad de expresión del artista como a la necesidad de disfrute de quien contempla.
Sin embargo en nuestra cultura occidental hay una herencia que no podemos soslayar, y es la que se deriva de la impronta clásica, aquella que prioriza el carácter de "mímesis" del arte, es decir, la imitación de lo bello natural y por lo tanto, de la valoración de aquellos que, por talento natural o por aprendizaje cultural, poseen ese toque mágico que les permite crear alcanzando el "parecido". Solano López, el autor de la imagen de El Eternauta, tenía ése talento, y la necesidad de aplicarlo de manera compulsiva, como la tienen aquellos que tienen al lápiz casi como una extensión de su propio cuerpo.
Cuenta el mismo Solano respecto de su vocación en la infancia: 
"Cuando tenía entre 8 y 10 años, mi madre encontró una carpeta con mis dibujos y los tiró todos a la basura. Con un marido periodista y un hijo dibujante, seguramente esperaba de mi un abogado, o un arquitecto. Lo cierto es que esa experiencia fue muy traumática para mí. A punto tal que recién volví a dibujar cuando tenía alrededor de 14 años. Me gustaban las chicas, pero no me animaba a acercarme a ellas. Entonces las dibujaba, y luego repartía mis dibujos, entre mis compañeros y compañeras"... (parte de reportaje radial en Radio Nacional, hoy 12/08/11).

Pero Solano López poseía algo más que el talento para la mímesis: poseía la fuerza que daba expresividad a las formas, clima a las escenas, dramatismo a la historia, y si su obra más famosa, El Eternauta, hoy aparece resignificada en nuestro contexto político actual como el Nesternauta (que encarna Néstor Kirchner), es porque pudieron encontrarse en una comunión quizás única, el contenido que le dio Germán Oesterheld a ése héroe colectivo, viajero del tiempo, y la forma de un personaje ya inolvidable. Por esa conjunción, hoy puede ser resignificado el personaje.

Francisco Solano López y el rostro del Nesternauta.
Como dibujante profesional, hacia 1953 ya estaba en la editorial Columba:
"El otro acompañante de lujo del guionista (Germán Oesterheld) fue el dibujante Francisco Solano López, quien publicó su primer trabajo (Perico y Guillermina, en 1953, en la editorial Columba) y desde entonces sigue abocado a los cuadritos. Junto a Oesterheld hizo desde Bull Rockett y Rolo, el marciano hasta el inolvidable Eternauta. Dejó la Editorial Frontera tras una oferta de dibujar para Inglaterra y después del golpe de Estado del ´76 se fue con su hijo _quien había pasado un año preso por la dictadura_ a España, donde hicieron juntos historietas como Historias tristes y Ana. Luego de vivir en Brasil, Solano volvió a Buenos Aires, desde donde manda sus cuadritos, muchos de ellos cómics eróticos, para Europa.
Sus trabajos son de línea gruesa y trazo contundente y a los personajes se les nota en la cara y el cuerpo la extracción social de la que provienen. "Lo que me impresionaba de él, ya en aquella época era la capacidad que tenía de hacer personajes vivos que miraran al lector. Era impresionante", recuerda el hoy reconocido dibujante José Muñoz, que empezó en la historieta como ayudante de Solano López en El Eternauta.
 
_¿Y cómo dibujás Buenos Aires? _le preguntó Juan Sasturain en la revista "Fierro".
_Sin archivo, de memoria. El clima es lo que vale y éso está.
Es cierto: tanto en El Eternauta como en Calle Corrientes o en Evaristo, se descubre una Buenos Aires que no apela a su simbología más obvia (como el obelisco) sino a las autenticidades escondidas en las caras, las veredas, las casitas de barrio.
El otro guionista con el que Solano López compartió el trabajo fue Ricardo Barreiro, definido por el dibujante como un "hijo" del creador de El Eternauta. "Para un ilustrador de historietas _sostiene Solano_ los guiones de Barreriro eran tan seductores como los de Oesterheld, los dos tenían la forma de contar una historia en las que ya venían hechas las imágenes. Hay otros guionistas que te cuentan las historias medio fragmentadas, dispersas; en cambio en otros da la sensación de que las secuencias se van sucediendo como en una película. Éso es lo que tenían Barreiro y Oesterheld" (1)
Evaristo, con dibujo de Solano López y guión de Carlos Sampayo.
Tal vez  uno de sus últimos trabajos  hayan sido los dibujos para la película de animación de la directora María Seoane, "Eva de la Argentina"

Eva de la Argentina narra desde la perspectiva del periodista Rodolfo Walsh la extraordinaria historia de Eva Perón. La obsesión de este escritor y periodista en la reconstrucción de la historia de Evita es al mismo tiempo la reconstrucción de su propia vida y muerte y del destino de los argentinos. Considerada una santa para los humildes y un mito para el mundo, Eva de la Argentina es la historia de una heroína del siglo XX que se fue del Mundo con la promesa de volver y ser millones. El film está realizado en un 70% en animación cut-out y en un 30% en imágenes de archivo, basándose en los diseños del maestro Solano López. 
(Ver ficha acá y mayor información acá).
Esta madrugada el maestro Solano López falleció, a los 83 años, y luego de una vida dedicada a su mayor amor: el dibujo y la historieta. Una vida que valió la pena, a menos para quienes nos quedamos con su arte, y si dibujar lo hacía feliz, también para él. 
Y como último homenaje, un reportaje que el escritor Juan Sasturain (autor entre otras obras de El domicilio de la aventura, dedicado al arte de los cuadritos (2)), le realizara para la serie de programas "Continuará", y cuya 1ª Parte dejamos aquí:

  

¡Hasta siempre, maestro! 
Y me lo saluda a Néstor, cuando llegue ALLÁ...!!!
____________________________
(1) "La historieta argentina. Una historia". Judith Gociol y Diego Rosemberg. Ediciones De la Flor. 2000.
(2) "El domicilio de la aventura". Juan Sasturain. Colihue. 1995.

4 comentarios:

Rafa dijo...

Greta, qué hermoso post. Estás disculpada por tu faltazo en TW, más bien!

Yo sólo agregaría su recreación de la Guerra del Paraguay (un mazazo al hígado) y su versión en historieta de Cabecita Negra, de Germán Rozenmacher.
http://tiempo.elargentino.com/notas/reeditan-guerra-del-paraguay-ilustrada-francisco-solano-lopez
http://www.literatura.org/Rozenmacher/CN/Cabecita.html

Un beso grande.

@marianomm dijo...

Tenés tanta razón: Solano López tenía esa virtud. Por "talento natural o por aprendizaje cultural" lo conseguía. Y pese a ello, ambas condiciones inherentes al artista, nunca vi un trazo de Solano que no tuviera una razón de ser. La ropa, las sombras, las miradas perdidas, las manos apretadas; todo es porque tiene que ser. Y a mí me atrae esa lucidez del arte, no el misterio inexplicable de la genialidad artística que me seduce pero no me colma. No. Me enamoro de los Solano López.

Sabés, a mí no me gusta El Nestornauta. Siempre lo sentí un atrevimiento. Pero debe ser porque la figura del Salvo caminante siempre me pareció una síntesis de la voluntad humana, mucho más allá de los hombres, más pequeños o más enormes, la voluntad humana. Y sin embargo, te concedo, está bien que alguien (vos y miles más) sientan que se resignificó. Puede ser, puede que yo haya quedado atrapado en algún otro yo que ya no es y se aferra a la voluntad.

Linda síntesis, Greta. En serio.
Fuerte abrazo.

Greta dijo...

Muchas gracias Rafa. Tenés razón, me quedó afuera lo de la Guerra del Paraguay (y éso que lo tenía pensado, eh? ja jajaa). Así que viene bárbaro tu aporte. Y seguramente me quedó afuera mucho más.
Besos y gracias.

Greta.

Greta dijo...

Hermoso comentario Mariano.
En cuanto a lo del "atrevimiento", muchas veces creemos que hay cierta sacralidad en las creaciones, artísticas o de cualquier tipo, y sin embargo, apropiarse de ellas y resignificarlas hace que perduren en el tiempo, pero en lugar de quedar congeladas, se enriquecen.
Es la vieja discusión que suscitó Walter Benjamin cuando habló de la "pérdida del aura" en la obra de arte, por efecto de la reproducción técnica. Muchos coinciden con él, otros lo discuten. Pero lo cierto es que la Gioconda hoy la conoce todo el mundo, y sin moverse del Louvre. ¿Éso es malo o es bueno?
Un abrazo y gracias otra vez.

Greta.

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