La historia de Grupo Rocca, Techint y el Mercosur
(23 de Abril de 2008)
En esta nota se desarrolla minuciosamente el apogeo de uno de los más grandes grupos económicos argentinos y con insidencia en otros países. Aborda el caso de la empresa siderúrgica de capitales argentinos estatizada por Chávez en Venezuela.
Se conoció hace unas semanas, la decisión del gobierno bolivariano de Venezuela de renacionalizar SIDOR. SIDOR (Siderúrgica del Orinoco) es propiedad en un 60 por ciento del grupo Ternium, el imperio de los aceros planos controlado por Techint.
Ternium adquirió en EEUU la compañía Hydril, que tiene fuerte presencia en el golfo de México, en Brasil y en el Africa occidental. También compró en el país del norte la empresa Maverick Tube Corp. y en México a Hylsamex. Partiendo de estos datos, nos sorprende que la mayoría de los medios se refiera a Techint como “una empresa argentina” y hasta hay quien se atreve a hablar de la “burguesía nacional de Kirchner”.
Por ello, nos pareció oportuno aportar algunos datos históricos que ayuden a comprender el carácter transnacional de una empresa que fue una de las artífices de la reconversión monopolista impuesta por medio del terrorismo de Estado en 1976.
Respecto a esto último, vale la pena indicar que algunas fuentes sostienen que el 17 por ciento de los obreros metalúrgicos asesinados durante la dictadura pertenecían a Siderca, la más antigua empresa del grupo Techint en nuestro país. Asimismo, uno de los centros clandestinos de detención de la zona, el Tiro Federal de Campana, se encuentra lindante a la fábrica y hasta existe una puerta que comunica ambos lugares. Una aberración que no desmerece, como se verá, los orígenes de la empresa.
Marca de nacimiento
La versión del emigrante italiano que hizo fortuna en la Argentina es una leyenda sobre el origen de Techint que puede encontrarse tanto en Wilkipedia como en ciertos autores y periodistas especializados. (Especializados, al parecer, en la obsecuencia). Pero la historia es bastante distinta. Los antecedentes de Techint se remontan a la Italia de las primeras décadas del siglo. Específicamente, a la época en que la poderosa Banca Commerciale controlaba, entre otras, a la firma industrial Dalmine, donde se desempeñaba quien años después sería el fundador de Techint: Agostino Rocca.
Posteriormente, como consecuencia de la crisis del ’30, el Estado fascista funda el IRI —Istituto per la Ricostruzine Industriale— empresa estatal que toma a su cargo numerosas firmas industriales, entre ellas a Dalmine, que con el tiempo llegó a ser la productora de tubos sin costura más importante de Europa. Ya transformado en un hombre de confianza del Duce, Rocca fue designado director del consorcio Cornigliano, clave en la logística de la guerra.
Además, estaban a su cargo las empresas Finsider, Terni, Siac y Dalmine, hasta 1939, gracias a lo cual sentó una estrecha relación con empresarios alemanes. Los buenos negocios con la Alemania nazi de las empresas Dalmine y Ansaldo hicieron que Rocca consagrara a ellas su mayor esfuerzo, al punto de renunciar a la dirección del resto de las firmas. También desde 1939 y hasta 1943, Agostino desempeñó funciones importantes en la Confindustria, la Cámara de Corporaciones Fascistas.
Al finalizar la guerra interimperialista, se organiza en Italia la empresa Compañía Técnica Internazionale (Techint) que se instala en la Argentina en 1946, mediante Techint Cía. Técnica Industrial S.A., bajo la conducción del reciclado Agostino (ahora Agustín) Rocca. De allí en más Techint registra una acentuada expansión centrada en la producción sidero-metalúrgica y en menor medida en la construcción. En la producción siderúrgica sus empresas más importantes serán Dalmine Siderca S.A., instalada en 1949, y Propulsora Siderúrgica S.A. fundada en 1962.
Expansión posterior a 1976
La evolución de Techint S.A. constituye uno de los ejemplos de expansión más significativos, entre las empresas transnacionales diversificadas y/o integradas que lideraron la actividad industrial a partir del modelo instaurado en 1976. Al mismo tiempo que mantiene y expande su rubro tradicional, la siderurgia, en el cual es uno de los productores principales, lo integra con la adquisición de una empresa productora de motores eléctricos. Además se asocia con otros grandes capitales extranjeros y nacionales para proveer a la instalación de centrales telefónicas.
Asimismo, da algunos pasos fundamentales para diversificar aún más su espectro productivo al incorporarse a otras áreas productivas de primordial importancia en este período: la extracción de petróleo, con extensión, además, hacia la explotación minera y de gas. Expande otra de sus tradicionales actividades, las grandes obras de construcción e instalación, tanto privadas como para satisfacer las múltiples demandas estatales, proyectos hidroeléctricos, nucleares, de electrificación de los ferrocarriles, destilerías y de rellenos sanitarios.
En 1978 murió el patriarca de Techint y lo sucedió su hijo Roberto. El grupo ya contaba con dos plantas siderúrgicas en la Argentina (en Campana y Ensenada), actuaba en ingeniería y construcción y estaba presente en gran parte de los países de América latina. Las nuevas firmas instaladas por Techint entre 1976 y 1983 muestran hasta qué punto esta transnacional se vio favorecida por la política económica de la dictadura cívico militar.
Ellas son: las petroleras Tecpetrol SA (1979), Golfo Petrolera SA, Cañadón Piedras SA, Progreso Perforaciones Petroleras (estas tres últimas de 1981); la minera Tecminera SA (1979); Consorcio de Comunicaciones Patsa, fabricante e instaladora de centrales telefónicas (1978); Metalúrgica Metanac SA, destinada a grandes proyectos hidroeléctricos y las empresas constructoras Ingeniería Tauro SA, Mudar SA y Nuclear SA, orientada a la instalación de plantas nucleares. Compra de SOMISAEn los años noventa, Roberto Rocca llevó adelante el proyecto de producción de aceros planos al ganar la privatización de SOMISA (Sociedad Mixta Siderurgia Argentina), durante el gobierno de Carlos Menem, y transformar a la ex empresa estatal en SIDERAR.
Con esta incorporación, Techint amplía colosalmente la producción de tubos de Siderca. Tal expansión le permite sumar la matriz italiana Dalmine, la mexicana Tamsa, la NKK de Japón, Algoma de Canadá, Confab de Brasil y Tavsa de Venezuela.
Ese proceso condujo a la creación de Tenaris, en 2002, que fabrica hoy uno de cada tres caños petroleros que se venden en el mundo y es una de las empresas más valiosas del orbe, superando en cotización a firmas como Repsol YPF, Kodak o Amazon.
Subordinación y valor
Al morir en 2003, Roberto Rocca era uno de los 300 hombres más ricos del mundo, según la revista Forbes, con una fortuna cercana a los 1.600 millones de dólares.
Lo sucedió su hijo Paolo, actualmente la cara visible del holding, quien no ha dejado de ser un devoto oficialista a pesar de alguno que otro escandalete, como el Skanska-TGN, pareció enturbiar la relación con la pareja presidencial. No es nada raro, pues como veremos en la próxima nota, la subordinación del Estado argentino ha sido, desde siempre, la clave del éxito para el grupo Techint.
Según la definición clásica de John Kenneth Galbraith, la ventaja de las empresas transnacionales consiste en dos rasgos fundamentales: en el aprovechamiento de las asimetrías entre el país de origen y los países receptores de la radicación de capital y en la expansión de sus actividades al sector financiero.
Para ello, —decía Galbraith en 1967— las empresas deben imponerse primero en la competencia al nivel nacional, pues del éxito en ese espacio depende su expansionismo. Actualmente, el esquema de funcionamiento ha cambiado en algunos aspectos. Como lo señala Samir Amin, “antiguamente había transnacionales norteamericanas y un estado norteamericano; transnacionales británicas y un estado británico; transnacionales francesas y un estado francés; transnacionales belgas –las más pequeñas– y un estado belga. Sin embargo, hoy existen simplemente transnacionales, mientras que no existe un estado que las integre”.
La asimilación entre lo político y lo económico, que caracterizó a las potencias dominantes del mercado mundial desde el surgimiento del imperialismo, vive su período de extinción histórica. Hoy ya no se puede hablar del imperialismo como proceso integrado, sino de los imperialismos; es decir, centros capitalistas transnacionales dominantes en estado de conflicto, dentro del cual los estados nacionales —aún de los países centrales— cumplen un rol subalterno.
Diseminación e instrumentos políticos
Sin embargo, no ha desaparecido la necesidad de una gestión económica común del mercado mundial por parte de las transnacionales. La diferencia con el pasado reciente es que no hay un instrumento político centralizador para llevarla a cabo. El G7 y otros intentos por el estilo no han resultado particularmente exitosos.
En este punto, acudimos a la insuperable definición de Samir Amín: “El capitalismo está hecho de contradicciones y toda empresa capitalista se encuentra al mismo tiempo asociada pero también en conflicto con el vecino, pero esto no les impide tener intereses comunes. Están en conflicto mercantil, yo diría, en competencia permanente, pero también tienen intereses comunes y son estos intereses comunes la nueva base del imperialismo colectivo”.
De Bolívar a la UIA
Las transnacionales dominantes en nuestro subcontinente están intentando convertir al MERCOSUR en un instrumento de las características señaladas; en un integrador político regional de su gestión económica común. En esa sintonía parece expresarse el comunicado que la Unión Industrial Argentina (UIA) —controlada por Techint— distribuyó hace unos días, en torno a la posible nacionalización de la empresa Sidor por parte del gobierno bolivariano de Venezuela. Dicho texto “reconoce los esfuerzos que está realizando el gobierno argentino tendiente a defender el proyecto Terniun Sidor, proyecto que materializa en forma exitosa la política de integración entre la Argentina, Brasil y Venezuela”.
Pero más que integración, diríamos que “el proyecto” Terniun Sidor constituye un clásico sistema de transferencia de riquezas: se vende barato el acero a sus propias empresas en el exterior para luego importar, mucho más caro, los caños sin costura (que son fundamentales para la industria petrolera venezolana). Se trata de un “valor agregado” que se genera en el propio proceso productivo y gracias a que la empresa transnacional desarrolla las distintas etapas en distintos países.
Este es el sistema de negocios que alberga la tendencia neodesarrollista, surgida en América Latina como resultado de la crisis neoliberal. Proceso que lideran los mismos monopolios que se cobijaron en la ortodoxia monetarista o la desnacionalización del aparato productivo y que ahora, según Claudio Katz, “manteniendo aceitados vínculos con el capital financiero, promueven cursos más industrialistas para favorecer el desarrollo de las nuevas transnacionales ‘Multilatinas’ (como Slim, Odebrecht, Techint)”. “Estas compañías —continúa Katz— lucraron con las privatizaciones, pero ahora priorizan los negocios industriales y jerarquizan el mercado regional”.
La hora de las decisiones
Tras el anuncio de la nacionalización de Sidor, Techint amenaza con encabezar un boicot a la industria petrolera estatal de Venezuela, dejando de venderle ese insumo estratégico, al tiempo que advierte a la Argentina sobre las consecuencias que tendría su retiro en el mercado laboral. Lo cual motivó una comprensible preocupación en la conducción de la Unión Obrera Metalúrgica, al punto que sus dirigentes enviaron una carta al presidente Hugo Chávez abogando por la transnacional.
También la presidenta Cristina parece haber tomado cartas en el asunto, con el objetivo de salvaguardar los bienes de “una empresa argentina”. Pero como hemos visto, Techint no es una empresa argentina. Tener esto en claro significa, nada menos, que darle al MERCOSUR la categoría de proyecto reunificador de la Patria Grande y no de simple ampliación de los mercados laboral y de consumo a las transnacionales integradas y diversificadas; que son centros dominantes del diseminado imperialismo actual.
Por ello, dependerá de los líderes de la región saber implementar las políticas capaces de cimentar la esperanza en nuestros pueblos o mantener el actual status quo que, tarde o temprano, se revelará como una nueva decepción.
Ternium adquirió en EEUU la compañía Hydril, que tiene fuerte presencia en el golfo de México, en Brasil y en el Africa occidental. También compró en el país del norte la empresa Maverick Tube Corp. y en México a Hylsamex. Partiendo de estos datos, nos sorprende que la mayoría de los medios se refiera a Techint como “una empresa argentina” y hasta hay quien se atreve a hablar de la “burguesía nacional de Kirchner”.
Por ello, nos pareció oportuno aportar algunos datos históricos que ayuden a comprender el carácter transnacional de una empresa que fue una de las artífices de la reconversión monopolista impuesta por medio del terrorismo de Estado en 1976.
Respecto a esto último, vale la pena indicar que algunas fuentes sostienen que el 17 por ciento de los obreros metalúrgicos asesinados durante la dictadura pertenecían a Siderca, la más antigua empresa del grupo Techint en nuestro país. Asimismo, uno de los centros clandestinos de detención de la zona, el Tiro Federal de Campana, se encuentra lindante a la fábrica y hasta existe una puerta que comunica ambos lugares. Una aberración que no desmerece, como se verá, los orígenes de la empresa.
Marca de nacimiento
La versión del emigrante italiano que hizo fortuna en la Argentina es una leyenda sobre el origen de Techint que puede encontrarse tanto en Wilkipedia como en ciertos autores y periodistas especializados. (Especializados, al parecer, en la obsecuencia). Pero la historia es bastante distinta. Los antecedentes de Techint se remontan a la Italia de las primeras décadas del siglo. Específicamente, a la época en que la poderosa Banca Commerciale controlaba, entre otras, a la firma industrial Dalmine, donde se desempeñaba quien años después sería el fundador de Techint: Agostino Rocca.
Posteriormente, como consecuencia de la crisis del ’30, el Estado fascista funda el IRI —Istituto per la Ricostruzine Industriale— empresa estatal que toma a su cargo numerosas firmas industriales, entre ellas a Dalmine, que con el tiempo llegó a ser la productora de tubos sin costura más importante de Europa. Ya transformado en un hombre de confianza del Duce, Rocca fue designado director del consorcio Cornigliano, clave en la logística de la guerra.
Además, estaban a su cargo las empresas Finsider, Terni, Siac y Dalmine, hasta 1939, gracias a lo cual sentó una estrecha relación con empresarios alemanes. Los buenos negocios con la Alemania nazi de las empresas Dalmine y Ansaldo hicieron que Rocca consagrara a ellas su mayor esfuerzo, al punto de renunciar a la dirección del resto de las firmas. También desde 1939 y hasta 1943, Agostino desempeñó funciones importantes en la Confindustria, la Cámara de Corporaciones Fascistas.
Al finalizar la guerra interimperialista, se organiza en Italia la empresa Compañía Técnica Internazionale (Techint) que se instala en la Argentina en 1946, mediante Techint Cía. Técnica Industrial S.A., bajo la conducción del reciclado Agostino (ahora Agustín) Rocca. De allí en más Techint registra una acentuada expansión centrada en la producción sidero-metalúrgica y en menor medida en la construcción. En la producción siderúrgica sus empresas más importantes serán Dalmine Siderca S.A., instalada en 1949, y Propulsora Siderúrgica S.A. fundada en 1962.
Expansión posterior a 1976
La evolución de Techint S.A. constituye uno de los ejemplos de expansión más significativos, entre las empresas transnacionales diversificadas y/o integradas que lideraron la actividad industrial a partir del modelo instaurado en 1976. Al mismo tiempo que mantiene y expande su rubro tradicional, la siderurgia, en el cual es uno de los productores principales, lo integra con la adquisición de una empresa productora de motores eléctricos. Además se asocia con otros grandes capitales extranjeros y nacionales para proveer a la instalación de centrales telefónicas.
Asimismo, da algunos pasos fundamentales para diversificar aún más su espectro productivo al incorporarse a otras áreas productivas de primordial importancia en este período: la extracción de petróleo, con extensión, además, hacia la explotación minera y de gas. Expande otra de sus tradicionales actividades, las grandes obras de construcción e instalación, tanto privadas como para satisfacer las múltiples demandas estatales, proyectos hidroeléctricos, nucleares, de electrificación de los ferrocarriles, destilerías y de rellenos sanitarios.
En 1978 murió el patriarca de Techint y lo sucedió su hijo Roberto. El grupo ya contaba con dos plantas siderúrgicas en la Argentina (en Campana y Ensenada), actuaba en ingeniería y construcción y estaba presente en gran parte de los países de América latina. Las nuevas firmas instaladas por Techint entre 1976 y 1983 muestran hasta qué punto esta transnacional se vio favorecida por la política económica de la dictadura cívico militar.
Ellas son: las petroleras Tecpetrol SA (1979), Golfo Petrolera SA, Cañadón Piedras SA, Progreso Perforaciones Petroleras (estas tres últimas de 1981); la minera Tecminera SA (1979); Consorcio de Comunicaciones Patsa, fabricante e instaladora de centrales telefónicas (1978); Metalúrgica Metanac SA, destinada a grandes proyectos hidroeléctricos y las empresas constructoras Ingeniería Tauro SA, Mudar SA y Nuclear SA, orientada a la instalación de plantas nucleares. Compra de SOMISAEn los años noventa, Roberto Rocca llevó adelante el proyecto de producción de aceros planos al ganar la privatización de SOMISA (Sociedad Mixta Siderurgia Argentina), durante el gobierno de Carlos Menem, y transformar a la ex empresa estatal en SIDERAR.
Con esta incorporación, Techint amplía colosalmente la producción de tubos de Siderca. Tal expansión le permite sumar la matriz italiana Dalmine, la mexicana Tamsa, la NKK de Japón, Algoma de Canadá, Confab de Brasil y Tavsa de Venezuela.
Ese proceso condujo a la creación de Tenaris, en 2002, que fabrica hoy uno de cada tres caños petroleros que se venden en el mundo y es una de las empresas más valiosas del orbe, superando en cotización a firmas como Repsol YPF, Kodak o Amazon.
Subordinación y valor
Al morir en 2003, Roberto Rocca era uno de los 300 hombres más ricos del mundo, según la revista Forbes, con una fortuna cercana a los 1.600 millones de dólares.
Lo sucedió su hijo Paolo, actualmente la cara visible del holding, quien no ha dejado de ser un devoto oficialista a pesar de alguno que otro escandalete, como el Skanska-TGN, pareció enturbiar la relación con la pareja presidencial. No es nada raro, pues como veremos en la próxima nota, la subordinación del Estado argentino ha sido, desde siempre, la clave del éxito para el grupo Techint.
Según la definición clásica de John Kenneth Galbraith, la ventaja de las empresas transnacionales consiste en dos rasgos fundamentales: en el aprovechamiento de las asimetrías entre el país de origen y los países receptores de la radicación de capital y en la expansión de sus actividades al sector financiero.
Para ello, —decía Galbraith en 1967— las empresas deben imponerse primero en la competencia al nivel nacional, pues del éxito en ese espacio depende su expansionismo. Actualmente, el esquema de funcionamiento ha cambiado en algunos aspectos. Como lo señala Samir Amin, “antiguamente había transnacionales norteamericanas y un estado norteamericano; transnacionales británicas y un estado británico; transnacionales francesas y un estado francés; transnacionales belgas –las más pequeñas– y un estado belga. Sin embargo, hoy existen simplemente transnacionales, mientras que no existe un estado que las integre”.
La asimilación entre lo político y lo económico, que caracterizó a las potencias dominantes del mercado mundial desde el surgimiento del imperialismo, vive su período de extinción histórica. Hoy ya no se puede hablar del imperialismo como proceso integrado, sino de los imperialismos; es decir, centros capitalistas transnacionales dominantes en estado de conflicto, dentro del cual los estados nacionales —aún de los países centrales— cumplen un rol subalterno.
Diseminación e instrumentos políticos
Sin embargo, no ha desaparecido la necesidad de una gestión económica común del mercado mundial por parte de las transnacionales. La diferencia con el pasado reciente es que no hay un instrumento político centralizador para llevarla a cabo. El G7 y otros intentos por el estilo no han resultado particularmente exitosos.
En este punto, acudimos a la insuperable definición de Samir Amín: “El capitalismo está hecho de contradicciones y toda empresa capitalista se encuentra al mismo tiempo asociada pero también en conflicto con el vecino, pero esto no les impide tener intereses comunes. Están en conflicto mercantil, yo diría, en competencia permanente, pero también tienen intereses comunes y son estos intereses comunes la nueva base del imperialismo colectivo”.
De Bolívar a la UIA
Las transnacionales dominantes en nuestro subcontinente están intentando convertir al MERCOSUR en un instrumento de las características señaladas; en un integrador político regional de su gestión económica común. En esa sintonía parece expresarse el comunicado que la Unión Industrial Argentina (UIA) —controlada por Techint— distribuyó hace unos días, en torno a la posible nacionalización de la empresa Sidor por parte del gobierno bolivariano de Venezuela. Dicho texto “reconoce los esfuerzos que está realizando el gobierno argentino tendiente a defender el proyecto Terniun Sidor, proyecto que materializa en forma exitosa la política de integración entre la Argentina, Brasil y Venezuela”.
Pero más que integración, diríamos que “el proyecto” Terniun Sidor constituye un clásico sistema de transferencia de riquezas: se vende barato el acero a sus propias empresas en el exterior para luego importar, mucho más caro, los caños sin costura (que son fundamentales para la industria petrolera venezolana). Se trata de un “valor agregado” que se genera en el propio proceso productivo y gracias a que la empresa transnacional desarrolla las distintas etapas en distintos países.
Este es el sistema de negocios que alberga la tendencia neodesarrollista, surgida en América Latina como resultado de la crisis neoliberal. Proceso que lideran los mismos monopolios que se cobijaron en la ortodoxia monetarista o la desnacionalización del aparato productivo y que ahora, según Claudio Katz, “manteniendo aceitados vínculos con el capital financiero, promueven cursos más industrialistas para favorecer el desarrollo de las nuevas transnacionales ‘Multilatinas’ (como Slim, Odebrecht, Techint)”. “Estas compañías —continúa Katz— lucraron con las privatizaciones, pero ahora priorizan los negocios industriales y jerarquizan el mercado regional”.
La hora de las decisiones
Tras el anuncio de la nacionalización de Sidor, Techint amenaza con encabezar un boicot a la industria petrolera estatal de Venezuela, dejando de venderle ese insumo estratégico, al tiempo que advierte a la Argentina sobre las consecuencias que tendría su retiro en el mercado laboral. Lo cual motivó una comprensible preocupación en la conducción de la Unión Obrera Metalúrgica, al punto que sus dirigentes enviaron una carta al presidente Hugo Chávez abogando por la transnacional.
También la presidenta Cristina parece haber tomado cartas en el asunto, con el objetivo de salvaguardar los bienes de “una empresa argentina”. Pero como hemos visto, Techint no es una empresa argentina. Tener esto en claro significa, nada menos, que darle al MERCOSUR la categoría de proyecto reunificador de la Patria Grande y no de simple ampliación de los mercados laboral y de consumo a las transnacionales integradas y diversificadas; que son centros dominantes del diseminado imperialismo actual.
Por ello, dependerá de los líderes de la región saber implementar las políticas capaces de cimentar la esperanza en nuestros pueblos o mantener el actual status quo que, tarde o temprano, se revelará como una nueva decepción.
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Esta otra nota fue publicada en el semanario Miradas al Sur el día 31/05/2009 por el periodista Daniel Cecchini, y la publicamos completa porque, dadas las actuales circunstancias en relación a la negación de la empresa SIDERAR a aceptar la inclusión de directores del Estado por la minoría, es muy interesante conocer la historia de esta empresa, la manera en que se fue construyendo, y cómo a lo largo de esa historia las vinculaciones con los diferentes Estados la transformó en lo que hoy es. Ése mismo Estado al que hoy le cierran la posibilidad de participar políticamente, a pesar de ser parte económicamente.
Todo para mí, nada para vos
La dura metodología de negocios del Grupo Rocca. A los ingenieros, geólogos, geofísicos, por ejemplo, se les pide que estimen un proyecto y que calculen el costo, los riesgos y la ganancia. Cuando lo terminan, el sector comercial hace una nueva evaluación, inflando los costos y los riesgos.
Usted quiere que defina la filosofía empresarial del Grupo Rocca? Es muy sencillo, su única filosofía es la del "all for me”, dice la fuente, un hombre que ocupó altos cargos en varios proyectos, en el país, y en el exterior, dentro del grupo dominado por la familia Rocca. “Tienen aversión al riesgo –agrega–. Por eso utilizan una metodología que siempre se repite: las distintas empresas del grupo tienen un fuerte sector técnico, al que por lo general subestiman y maltratan. A los ingenieros, geólogos, geofísicos, por ejemplo, se les pide que estimen un proyecto y que calculen el costo, los riesgos y la ganancia. Cuando lo terminan, el sector comercial hace una nueva evaluación, pero esta vez inflando los costos y los riesgos, al tiempo que disminuyen el cálculo de las ganancias. Y así sucesivamente en cada nueva etapa, para que al final el negocio les reditúe el mil por ciento con cero riesgo”.
De esta filosofía se desprende también el reciente reclamo de la empresa a la presidenta Cristina Fernández de Kirchner para que intercediera ante la anunciada estatización en Venezuela de tres empresas del grupo: Tavsa (Tubos de Acero de Venezuela S.A.), Matesi (Materiales Siderúrgicos S.A.) y Comsigua (Complejo Siderúrgico de Guayana C.A.). Para defender esos intereses, Techint se posiciona como una empresa argentina –a la que el gobierno tiene la obligación de apoyar en su reclamo–, pero deja de lado esa supuesta identidad nacional cuando se trata del destino de los 400 millones de dólares cobrados como adelanto de la estatización de Sidor, los cuales no depositó en un banco argentino, ni tampoco invirtió en estas tierras, sino que se los llevó a Alemania.
Tampoco, pese a la proclamada argentinidad del grupo, se comporta mejor en sus negocios locales que en los que realiza en el exterior, sino todo lo contrario. La Argentina y América Latina parecen ser, para Techint, un coto de caza: “Techint se maneja de un modo especial con sus empresas con sede en los países sudamericanos. La empresa piensa que a pesar de tratarse de países de alto riesgo, si se manejan bien con los gobiernos de turno y logran alta capacidad de negociación y de lobby, les va a ir bien. Tienen una excelente metodología y poder de lobby para saber manejarse a nivel político y hacer su negocio rentable. Pero también creen que al hacer negocios en países en los que los gobernantes pueden hacer cualquier cosa, ellos tienen que cubrirse de todas las maneras posibles. Si un país actúa honestamente y le da a la compañía todas las facilidades, en Techint son tan especuladores que ya descuentan que ese país busca sacarle ventaja. Entonces ellos tratan de sacarla primero. Esa es la ideología del grupo para los negocios”, dice la fuente. Y agrega: “No ocurre lo mismo con las sedes de Techint en el primer mundo. Allí sus empresas funcionan en serio, con súper eficiencia, porque saben que no pueden trampear”.
Sobre el comportamiento del grupo en la Argentina, la fuente asegura que puede dar muchos ejemplos, pero se inclina por uno del área petrolera. “Hace aproximadamente 15 años compraron a YPF el yacimiento El Tordillo en la Cuenca del Golfo San Jorge, uno de los reservorios más grandes del país –relata–. Por entonces, los únicos datos existentes sobre las reservas del yacimiento eran los que tenía YPF: lo que producía el yacimiento (según esos datos) eran unos 2.500 metros cúbicos de petróleo por día. Esos eran los datos públicos pero, gracias a fuentes internas de YPF, Tecpetrol sabía que los números eran mucho mayores. Al adquirir el área, la empresa empezó a hacer una campaña de perforación más agresiva y llevó la producción a 4.500 metros cúbicos por día. Es decir que desde hace 15 años produce del doble de lo que pagó por el área, pero sin cumplir con los compromisos que se toman cuando se adquiere un área: perforar una determinada cantidad de pozos y explorar más allá de las reservas ya descubiertas. En este caso, Tecpetrol siguió explotando y extrayendo reservas ya descubiertas sin correr riesgos”. All for me… nada para vos.
De esta filosofía se desprende también el reciente reclamo de la empresa a la presidenta Cristina Fernández de Kirchner para que intercediera ante la anunciada estatización en Venezuela de tres empresas del grupo: Tavsa (Tubos de Acero de Venezuela S.A.), Matesi (Materiales Siderúrgicos S.A.) y Comsigua (Complejo Siderúrgico de Guayana C.A.). Para defender esos intereses, Techint se posiciona como una empresa argentina –a la que el gobierno tiene la obligación de apoyar en su reclamo–, pero deja de lado esa supuesta identidad nacional cuando se trata del destino de los 400 millones de dólares cobrados como adelanto de la estatización de Sidor, los cuales no depositó en un banco argentino, ni tampoco invirtió en estas tierras, sino que se los llevó a Alemania.
Tampoco, pese a la proclamada argentinidad del grupo, se comporta mejor en sus negocios locales que en los que realiza en el exterior, sino todo lo contrario. La Argentina y América Latina parecen ser, para Techint, un coto de caza: “Techint se maneja de un modo especial con sus empresas con sede en los países sudamericanos. La empresa piensa que a pesar de tratarse de países de alto riesgo, si se manejan bien con los gobiernos de turno y logran alta capacidad de negociación y de lobby, les va a ir bien. Tienen una excelente metodología y poder de lobby para saber manejarse a nivel político y hacer su negocio rentable. Pero también creen que al hacer negocios en países en los que los gobernantes pueden hacer cualquier cosa, ellos tienen que cubrirse de todas las maneras posibles. Si un país actúa honestamente y le da a la compañía todas las facilidades, en Techint son tan especuladores que ya descuentan que ese país busca sacarle ventaja. Entonces ellos tratan de sacarla primero. Esa es la ideología del grupo para los negocios”, dice la fuente. Y agrega: “No ocurre lo mismo con las sedes de Techint en el primer mundo. Allí sus empresas funcionan en serio, con súper eficiencia, porque saben que no pueden trampear”.
Sobre el comportamiento del grupo en la Argentina, la fuente asegura que puede dar muchos ejemplos, pero se inclina por uno del área petrolera. “Hace aproximadamente 15 años compraron a YPF el yacimiento El Tordillo en la Cuenca del Golfo San Jorge, uno de los reservorios más grandes del país –relata–. Por entonces, los únicos datos existentes sobre las reservas del yacimiento eran los que tenía YPF: lo que producía el yacimiento (según esos datos) eran unos 2.500 metros cúbicos de petróleo por día. Esos eran los datos públicos pero, gracias a fuentes internas de YPF, Tecpetrol sabía que los números eran mucho mayores. Al adquirir el área, la empresa empezó a hacer una campaña de perforación más agresiva y llevó la producción a 4.500 metros cúbicos por día. Es decir que desde hace 15 años produce del doble de lo que pagó por el área, pero sin cumplir con los compromisos que se toman cuando se adquiere un área: perforar una determinada cantidad de pozos y explorar más allá de las reservas ya descubiertas. En este caso, Tecpetrol siguió explotando y extrayendo reservas ya descubiertas sin correr riesgos”. All for me… nada para vos.
Siempre es interesante conocer algo más de aquellos que alegan sentirse amenazados en sus derechos, pero niegan los derechos a los demás. Que se quejan de las intervenciones del Estado pero viven a costa de él. Y es interesante también saber QUIÉNES son los que salen en defensa de los poderosos, en contra de los intereses de las mayorías y hasta en contra de los intereses de su propio país.
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2 comentarios:
Muy buen artículo has escrito.
Sí. Menem vendió Somisa, la siderúrgica más grande de latinoamérica. La que permitió el desarrollo industrial en la década peronista, porque se fabricaron cocinas, estufas, heladeras y hasta autos de industria argentina con chapa de acero.
Querían evitar pérdidas, dijeron los privatizadores. Pero eso no es cierto.Querían achicar el Estado para agrandar la Nación ¿te acordás?
Somisa jamás dio pérdidas. Para venderla a precio vil, la vaciaron, con la ayuda de Triaca y de la Alsogaray. Tampoco estaba enterrada en deudas, como pasó con Acindar. Dos realidades tan cercanas y tan diferentes. Somisa, ubicada en San Nicolás, no poseía créditos. En cambio, Acindar, ubicada en Villa Constitución, Pcia de Santa Fe, a 20 Km de San Nicolás, tenía una deuda privada que el Estado asumió, y transformó en deuda pública, que ahora se está pagando con el aporte de todos.
Además Somisa no se vendió, sino que se regaló. Los Techines pagaron 300 millones de dólares, pero resulta que en el playón había insumos para fabricar acero por 300 millones de dólares aproximadamente.
Siempre nuestros Ministros de Economía han sido obedientes al Banco Mundial, para beneficio de sectores privados muy poderosos, para beneficio de ellos mismos (porque supongo que no lo hicieron gratis) y para perjuicio de todos los argentinos.
Hoy, que Cristina interviene lícitamente en los directorios donde invirtió el Estado,para poner un representante en relación proporcional al dinero de los argentinos, saltan las empresas y hablan de “intromisión en la actividad privada por parte del Estado”.
No usan la misma vara para calificar al Banco Mundial, los que hablan de intromisiones. Porque tanto ese banco como el FMI, entran al País, hacen diagnósticos y dan consejos que nadie les pide. Y los cipayos aplauden! Como lo aplauden en estos días a Vargas Llosa. Como valoran hoy a Savater, quien dice que Perón es como Franco, sin revisar el 60% de votos que obtenía Perón. (Bueno, perdón, me fui del tema...)
Este rechazo de Siderar al economista Axel Kicillof se debe -y lo han dicho- a su ideología: un tipo como éste, jamás va a obedecer las orientaciones del BM. Ese hombre, a pedido de CFK va a cuidar los intereses de los argentinos.
Está visto que muchos de nuestros empresarios añoran los años '90: quieren volver al modelo neoliberal que reduce el Estado a “garante de los negocios del sistema económico". Es decir, el Estado sólo estaría para sacar las leyes que beneficiarían a los grandes capitales y para mandarle a la policía a los excluidos.
Pero el proceso actual es diferente: se está llevando adelante un modelo económico industrial, que tiende al desarrollo de todos los sectores de la economía, y por lo tanto, se está creciendo en la dirección de la distribución de las riquezas.
Saludos
p/d: éste es un tema muy sentido para los que como yo, vivimos en San Nicolás...
Gracias Ester, en realidad en su mayor parte lo escribieron otros, y yo lo rescaté porque me parece muy importante conocer esto en este momento. Por supuesto, se une con el de ayer, al igual que tu comentario.
Pero una de las cosas que más me molesta de este caso en particular, es que SIDERAR NO ES una empresa argentina, salvo cuando necesita engrosar sus negocios y obtener prebendas. Pero a la hora de admitir la inclusión de los socios minoritarios, se olvidan de la madre, de la ley y de todo.
Gracias por tu comentario, Ester y gracias por leer mi blog.
Greta
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