El miedo es una emoción cuyas causas pueden ser tanto reales como imaginarias. Cuando alguien se siente amenazado ante un peligro al que considera real aunque no lo sea, siente MIEDO. El miedo a las enfermedades, al dolor, al sufrimiento, a las pérdidas, a lo desconocido, a los cambios... Los motivos por los cuales sentimos miedo pueden ser infinitos y varían de una persona a otra, entre otras razones porque los miedos tienen también relación con el subconsciente y con las experiencias vividas. Cuando experimentamos el miedo nos sentimos como seres pequeños e indefensos, vulnerables, desvalidos, y las reacciones frente a ese miedo también pueden ser diferentes, según cada persona. Algunos reaccionan en forma positiva, enfrentándolo y dando cara a aquello que les produce temor. Son aquellos a los que llamamos "valientes", mientras que otros tienden a encerrarse, tratando de escapar del miedo, como los niños que frente al temor a la oscuridad llena de amenazas, prefieren que haya siempre una luz encendida.
Esa emoción tan fuerte y difícil de controlar, puede dominarnos de manera tal que nos impida cualquier tipo de actividad de la vida cotidiana, desde las más simples y solitarias hasta las que involucran a otros semejantes. Puede incluso repercutir negativamente en nuestra salud, impidiéndonos tener siquiera un buen descanso, ya que aún mientras dormimos y en nuestros sueños podrían aparecer los fantasmas de los miedos que nos acosan en forma de pesadillas.
El miedo puede sacar de nosotros lo mejor y lo peor: lo mejor es cuando lo enfrentamos y tratamos de descorrer el velo de la ignorancia, buscando otra verdad entre la hojarasca, y lo peor es cuando transformamos aquello desconocido en monstruos amenazantes. La xenofobia, la discriminación, la exclusión, la falta de solidaridad, la intolerancia, son hijos de esos miedos.
Sin embargo, lo más horroroso del MIEDO es que puede ser construído, prefabricado, diseñado para lograr de nosotros seres sometidos.
Dice el periodista y escritor Hernán López Echagüe (leer la nota completa en: La construccion del miedo):
(...) "El mundo se ha convertido en un inabarcable terreno destinado a la caza, mayor y menor, y nosotros, personas comunes y ordinarias, sumergidos en una ingenuidad sin límite, somos la presa codiciada. Las rutas, calles y avenidas del mundo están repletas de cazadores furtivos. De todo tipo y humor. Patotas de jóvenes drogados y locos dispuestos a arrancarnos todo: ropa, dinero, inocencia. Árabes rabiosos que sin contemplación alguna nos decapitarán. Hordas de trabajadores desocupados y familias sin techo que no hacen otra cosa que aguardar nuestro sueño para invadir nuestra casa y llevárselo todo. Campesinos arropados de cordero que no tienen otro propósito que hacerse de nuestras tierras. Niños que, navaja en mano, aleccionados por sus padres, claro, nos esperan a la vuelta para abrirnos el vientre. En otras palabras, gente sucia, malvada y pecaminosa que no piensa más que en cagarnos la vida. De modo tal que todo está bien así como está. Quietud, silencio, encierro, aislamiento, desdén. La existencia, condenada a mascullar palabras anodinas entre cuatro paredes. Alguien, alguna vez, llamó sometimiento a esta situación. Someterse. Acomodarse a una realidad fraguada que anula nuestros deseos e incluso ignora nuestras necesidades básicas, pero que por razones muy complejas, acaso culturales y atávicas, aceptamos como orden natural, preestablecido e inviolable. Someter: subordinar la voluntad o el juicio propios a los de otra persona o grupo. Inculcar y propagar el temor en una sociedad, es acaso el modo más sutil y certero para mantener un estado de sometimiento que, en más de una ocasión, se asemeja a la esclavitud. Porque uno, de pronto, apenas piensa en escapar solo y a las corridas entre el maizal. Y no hay mejor bocado para el poder político y económico que la soledad, el individualismo, ponerse a responder solo y a las patadas. El temor, cuando está fundado en un recelo generalizado, crea solidaridades efímeras y echa por tierra la solidaridad franca y duradera. Todo es desconfianza. Bush apeló a la propagación del miedo entre los norteamericanos —tan proclives a caer en el pánico, dicho sea de paso— para entregarse alegremente a la matanza de miles de iraquíes con el único y excluyente propósito de robar petróleo. Pero, ¿cómo logró el poder político de los Estados Unidos llevar a ojos y oídos de la población esa paralizadora sensación de terror? Los grandes medios de comunicación actuaron de puente. Los grandes medios de comunicación siempre actúan de puente entre el poder y la sociedad, cuando no de voceros. Y la conducen según sus antojos. La razón es sencilla. Son empresas, enormes en muchos casos, que responden a una serie de intereses ideológicos y comerciales que habitualmente poco tienen que ver con la búsqueda de una sociedad mejor. Existe una clara afinidad, en oportunidades familiar y generalmente ideológica, entre la clase social que dispone de los medios de producción material y la que dispone de los medios de producción intelectual. Una sociedad de hecho. Dos jóvenes roban tres chorizos en una carnicería; a una señora le arrancan la cartera; violan a una joven. Los diarios titulan: “Escalada de violencia”. Y en cada esquina comienzan a hablar de la escalada de violencia. “Así no se puede vivir”. “Queremos orden”. “Para eso pagamos nuestros impuestos”. “Los meten presos por una puerta y los sacan por otra”. Entonces, los grandes medios de comunicación resuelven auscultar el ánimo de la gente. Una encuesta de tono inductivo: “¿Tiene miedo?”. Por supuesto que lo tengo, si he visto al carnicero putear y a la señora y a la madre de la joven llorar. Los medios difunden el resultado: “El 78 por ciento de la población tiene miedo”. Los desocupados marchan por las calles exigiendo pan y trabajo. Los diarios titulan: “El centro de la ciudad fue un caos”, y en la nota editorial se preguntan: “¿Hasta cuando?”. La gente, entonces, absorbe y dice por todas partes: “Queremos orden”. “La libertad de uno termina donde comienza la del otro”. “Es inconcebible”. Los medios hacen la encuesta: “¿Qué opina de las manifestaciones que entorpecen el tránsito?”. El 75 por ciento las rechaza. A la mañana siguiente, los medios informan: “La gente está harta de esta situación, lo dicen las encuestas”. Así las cosas, el miedo que los propios medios de comunicación crearon y propagaron, cobra un irrefutable aire de legitimidad. Porque “es la gente” la que está harta. Una realidad engañosa que cumple su cometido: sumergir a la sociedad en la quietud, en la ausencia de participación, en la desconfianza. La noticia se ha convertido en mercancía, y el miedo es una etiqueta que vende. Fascinados por la forma, por el amarillismo, los grandes medios han hecho a un lado el fondo de la cuestión".
Este texto no es de estos días, pero tiena la misma vigencia. Con pequeñas variantes, cada día asistimos a un despliegue de nuevos objetivos para nuestros miedos: ayer fue "la inflación imparable", hoy es la "falta de seguridad" porque no habrá policías custodiando lugares públicos, o el "miedo al caos" por el "caos de tránsito" por uno, o dos, o tres piquetes que impidieron la libre circulación de los automovilistas, o "la falta de libertad de expresión" que derivará en el cierre de todos los medios porque un grupo de empleados impidió la distribución de diarios, y hace unos días era la proximidad del "Apocalipsis" por los desastres en Japón, o la llegada de un virus mortífero, o la epidemia del dengue, o la de la gripe A...y así hasta el infinito. El miedo a los demonios inventados, como el secretario de la CGT, Hugo Moyano, o el presidente de Venezuela, Hugo Chávez, así como antes fue el peligroso "fachoprogresista" de Néstor Kirchner... Y los que fueron fantasmas ayer, pueden volver a serlos hoy...!
La realidad va desmintiendo y desnudando la mentira inventada de cada uno de esos fantasmas, y muchos comienzan a perder los miedos. Pasó con los festejos del Bicentenario, con millones jubilosos amuchándose en la Av. 9 de Julio en los días de celebración, o en los funerales del ex presidente Néstor Kirchner, pero también en relación con otros miedos más materiales, como el peligro por la "inflación descontrolada", o por la "inseguridad" que representaba abrir la puerta al censista... Son tantas y tan variadas las operetas inventadas para alimentar el gélido aliento del miedo que la memoria resulta una herramienta débil, y habrá que esperar un análisis más minucioso respecto de todas y cada una, que especialistas en comunicación estarán ya realizando para registrarlas, archivarlas y analizarlas.
Mientras tanto, los que mueven los hilos de las marionetas más mediáticas (periodistas, diputados, senadores) están empezando a hacerse cada vez más reconocibles. La "espiral de silencio" que frenaba la expresión de muchos respecto de las voces mayoritarias se empezó a romper y cada vez son más los que se animan a manifestar una opinión diferente. Gracias a que algunas voces discordantes con la mayoría mediática concentrada empiezan a oirse, nombres y rostros antes desconocidos o borrosos comienzan a mostrar sus caras. La aparición de otros diarios, otros canales de televisión, otros programas, periodistas, actores, escritores, filósofos, la explosión de blogs y la horizontalidad de herramientas como Facebook y Twitter y la Ley de Medios, han ayudado a que los miedos dieran paso a la expresión propia, grupal, dinámica y horizontal. Y también están contribuyendo para que la información no quede en manos de unos pocos con casi todo el poder, sino que millones ahora pueden apropiarse de ella y multiplicarla, junto con sus opiniones.
Porque la mejor herramienta para combatir el MIEDO es "prender la luz" y abrir los ojos para descubrir que los fantasmas son sólo eso: fantasmas, y que en lugar de quedarnos encerrados en casa hipnotizados frente al noticiero, salgamos a la calle, a juntarnos con otros, a compartir charlas, ideas, proyectos, a juntarnos para una verdadera solidaridad, para pensar entre todos en la mejor manera de defender aquello en lo que creemos y trabajar por ello.
Les dejo un excelente video ilustrativo sobre el "trabajito" de algunos medios para "fabricar" el miedo. ¡Disfrútenlo!
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6 comentarios:
Hola Greta, los hacedores del miedo, están muertos de miedo y no lo pueden ocultar.
Un abrazo, Buen fin de semana.
excelente entrada Greta !!!!
el video es muy gráfico
un abrazo y buen fin de semana
Adal
subo este post a Twitter
Tenés razón, Roberto, y hay señales que lo demuestran. Con miedo y desesperados. Por eso cada vez son más peligrosos.
Un abrazo para vos y buen fin de semana.
Greta.
Gracias Adal, por leer mi post y por recomendarlo.
Otro abrazo para vos.
Greta.
Hoy revisando novedades de internet, veo que el origen y difusión de la frase de "sensación de inseguridad", no corresponde al gobierno, sino ¡al diario La Nación!.
Pero además, amiga Stella, la palabra "sensación" ahora se ha suprimido, y ha quedado sólo la palabra INSEGURIDAD, olvidando, justamente, que el que se siente INSEGURO lo siente por una experiencia REAL o por una CREADA... Y allí es donde entran, cuando no, LOS MEDIOS.
Gracias por el comentario, amiga.
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