¿Se viene Lapocalipsis, nomás???

Entre la circulación de cadenas de oración por el pueblo japonés en Twitter y el regodeo de algunos medios en agrandar el pánico para aumentar la audiencia, algunos se toman la molestia de consultar a gente que sabe y otros toman a los apocalípticos con humor.

La cuestión del "peligro nuclear" siempre produce cierta aprensión, sobre todo por la ignorancia que gira alrededor del tema, y por la memoria de hechos catastróficos producidos a partir del uso de la energía nuclear: las bombas en Hiroshima y Nagasaki (1945), el desastre de Chernobyl (1986) y la imagen del famoso "hongo" que identifica a las explosiones nucleares, hacen fácil la relación entre éstas y el final de todo. Al mismo tiempo, el arraigo en el imaginario de la cultura occidental y cristiana de la figura del Apocalipsis, añade la cuota de temor irracional a las imágenes de la catástrofe producida en Japón. Pero ¿qué es el Apocalipsis?

El Apocalipsis es el último relato del Evangelio de San Juan en el cual el evangelista cuenta, a través de un relato lleno de figuras fantásticas y alegóricas que merecen ser interpretadas, todo lo que iría a ocurrir cuando se produjera la 2ª venida de Cristo, el momento en el cual el Salvador vendría a juzgar a todos los seres humanos. Es decir, luego del Apocalipsis (el fin del mundo), el momento del Juicio Final.

 

Los cuatro jinetes del Apocalipsis: comentarios de Beato de Liébana (siglo VIII).

 El Juicio Final. Miguel Ángel (siglo XVI)

Este relato fantástico de las visiones concedidas por Dios a San Juan ha sido cuestionado, interpretado mil veces de diferentes maneras y también aceptado como artículo de fe durante mucho tiempo, y aun en el presente. Y también objeto de múltiples representaciones a lo largo de la Historia del Arte y del arte religioso. Allí aparecen figuras como las de los cuatro jinetes, las famosas plagas, el Anticristo y el número 666, los siete sellos, las siete trompetas, la Gran Ramera, el juicio de Babilonia, etc. Y muchos que se dicen abiertos y respetuosos de la ciencia, incluso de la tecnología, no pueden dejar de sensibilizarse ante la sola mención de la palabra Apocalipsis, sobre todo si está relacionada con la frase "energía nuclear" y luego de episodios catastróficos como los de Japón.

Es decir, lo ocurrido en Japón (terremoto, tsunami, reactores dañados, peligro de contaminación nuclear, destrucción, etc.) ha despertado viejos fantasmas ligados a miedos muy primarios, sobre todo cuando hay tanto desconocimiento sobre los hechos puntuales acaecidos.

Pero esos miedos olvidan tragedias concretas ya ocurridas, como las miles de vidas ya perdidas, miles aun desaparecidas, viviendas arrasadas, ciudades destruidas, temiendo por lo que todavía no ocurrió y que tal vez nunca ocurra.

Cuando es tanto lo que se ignora, lo más sano y razonable para evitar alarmas desproporcionadas, es consultar con gente que sabe. Y en el caso del reactor que amenaza con un posible "Apocalipsis", entre el mar de información que circula por la web y por la televisión, encontré éstas que a mi me fueron útiles y que comparto con ustedes:

El ingeniero nuclear Martín Silva explica el tema en su blog: leer la nota completa ACÁ, y lo hace de una manera clara, didáctica, completa, y da además la posibilidad de hacer preguntas, para los que todavía alberguen dudas (cosa altamente probable en estos tiempos). Selecciono algunos párrafos de la nota, a fin de motivar su lectura completa:

Miércoles 16 de marzo de 2011
Fukushima Dai-ichi

(...) ¿Entonces, no tenemos otro Chernobyl?
La situación no está aún estabilizada definitivamente, pueden pasar muchas cosas, aún otro terremoto. Sin ir más lejos, hoy hubo una réplica de más de seis grados). Pero hay un punto de partida fundamental para negar que se parezca esto a aquel infame accidente. El objetivo de Chernobyl no era cuidar a la gente sino la producción. Luego, todo lo que sucedió fue diferente. Se violaron procedimientos de operación. Ante el comienzo de un funcionamiento anormal de la planta, las fisiones en el reactor nunca se apagaron, por el contrario, aumentaron. Esto provocó aumento de temperatura. El aumento de temperatura provocó el encendido de bloques de grafito (carbón) que se utilizaban como parte del reactor (ausentes en todos los reactores operativos en el mundo). Ese encendido provocó un aumento en la presión y una explosión de vapor. Sin agua, el núcleo se fundió. El edificio no tenía contención, con lo cual el techo se derrumbó, dejando escapar los elementos radiactivos a la atmósfera. Finalmente, se intentó ocultar el accidente en vez de mitigarlo. Se demoró en evacuar a las personas que sufrieron irradiación.

En Japón fue todo muy distinto. Aún así, muchos grupos antinucleares afirman que la energía nuclear es insegura, que es mala y, apoyados por una opinión pública engañada, fuerzan a los estados a tomar decisiones poco fundamentadas como la de Alemania de parar 7 centrales nucleares porque son anteriores a 1980. Yo estoy de acuerdo en que debe revisarse la seguridad de las centrales nucleares permanentemente. De hecho, se hace. Hay muchas cosas para mejorar y se trabaja en ello. Pero, por favor, no vengan a decir que la energía nuclear es mala y que la industria nuclear es una amenaza siempre al borde de la catástrofe cuando en más de 40 años de operación sólo ha habido 3 (si, tres) accidentes que causaron la muerte directa de menos de 50 personas. Miren a la industria del petróleo que tanto alaban algunos grupos, cuando inundan todo el golfo de México de petróleo por no cumplir con estándares mínimos de seguridad. De eso, todos se olvidaron pronto. Investiguen cuántas muertes son ocasionadas en las minas de carbón por explosiones. Les recomiendo lean -en inglés- el artículo: Nuclear Overreactors

Pero también puedo compartir un video del noticiero de la TV Pública, en el cual el ingeniero nuclear Aníbal Blanco da  explicaciones sobre el tema:

Y por último, una visión crítica en tono de humor, respecto del tratamiento del mismo tema llevado  a cabo  por algunos medios, preparada por la producción del programa DDD (Duro de Domar). No se lo pierdan.


Y...amigas, amigos...¡que no panda el cúnico!!!

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