Cuando vemos la sucesión de noticias pesimistas que desarrollan algunos medios durante meses y meses, cuando escuchamos los discursos xenófobos y discriminatorios del Jefe de Gobierno porteño, o leemos algunos editoriales de "prestigiosos" medios, llenos de veneno y mala onda, cuando escuchamos las declaraciones de algunos políticos, muchos nos preguntamos a quiénes van dirigidos esos mensajes, qué clase de persona necesita escuchar esos discursos, quiénes son los ciudadanos que se sienten representados por ellos, o cómo es la vida de estas gentes que ven la realidad pintada color de hormiga todo el tiempo y aún así resisten. Se me ocurrió pensar en la gente estreñida, que traslada a sus caras y a su humor esa dificultad intestinal, con caras amargas, gestos adustos, con reacciones intempestivas por nimiedades, privados de disfrutar de las cosas simples, negándose a ver lo bueno, como si el universo entero tuviera la culpa de sus intestinos perezosos. Gente que, como esos halcones a los que se les tapan los ojos durante el entrenamiento, son incapaces de ver lo que los rodea, pero al mismo tiempo carecen de la perspicacia de la que estas aves están dotadas.
Alguna vez llegamos a pensar que se trataba de pobres gentes privadas de criterio propio que eran víctimas de las malas intenciones de ciertos medios, interesados en propalar malas noticias, negando o minimizando cualquier cosa positiva que proviniera de este gobierno. Pero con el correr del tiempo y habiendo otras posibilidades de informarse distintas a las de los medios hegemónicos, tanto en la prensa gráfica como en la televisión, ese argumento ya no es válido como excusa. Entonces concluímos que la cosa es mucho más profunda, más cultural.
En su "El mediopelo en la sociedad argentina", Arturo Jauretche rastrea los orígenes de ese sector de nuestra sociedad que se manifiesta con la pretensión de parecerse a lo que no es, de querer emular los rasgos de una clase superior a la que quiere pertenecer, pero adoptando usos, gustos y costumbres que suponen pertenece a dicha clase. Sin embargo, el querer "pertenecer" a un sector social superior no es privativa de la clase a la que Jauretche se refería, la burguesía nacional, sino que puede verse al interior de toda la sociedad, aun en los sectores más bajos, cuando el que está en un escalón más alto desprecia y rechaza al que está en el mismo lugar en el que él estuvo poco tiempo antes. El querer "pertenecer" implica asociarse de manera simbólica a aquel sector social al que se aspira, en una especie de lucha por el significado de dicha pertenencia. Así vimos, por ejemplo, cuando los "vecinos" de Villa Lugano, envalentonados por el discurso incendiario de Mauricio Macri, pretendían desalojar como sea a los ocupadores de terrenos públicos o una cancha de fútbol barrial. Y las expresiones de odio xenófobo, clasista y racial, no se limitaban a frases escupidas a un micrófono o a una cámara, sino a las agresiones físicas, tanto con piedras y palos como con armas de fuego en manos de matones y patoteros, entre los que era difícil distinguir quiénes eran sólo vecinos y quiénes eran al mismo tiempo violentos energúmenos.
En los últimos días del año y cuando nos dedicamos a hacer balances de lo acontecido en el año que termina, parecía invevitable la conclusión con un saldo positivo para la realidad argentina. Las mejoras en lo económico, en lo social, en lo cultural, en lo político, deberían haber estado presentes en todos los medios, porque forman parte de esa realidad. Sin embargo, el clima de mal humor que se pretendió imponer desde, por ejemplo, el Grupo Clarín, superó los límites de lo racional. Todo estaba mal para TN o para Clarín, y si había alguna dificultad que podía ser pasajera o circunstancial, ahí estaban los zócalos de TN o los titulares de Clarín para transformar lo posible en seguro. Profecía autocumplida le llaman. Entre los ingenuos que todavía le creen a Clarín y los estreñidos que se solazan en el mal humor, la falta de nafta estuvo a punto de convertirse en realidad, y lo mismo la falta de billetes, por ejemplo. Sin contar con que veníamos de varios días de cortes de luz en varios barrios de la ciudad, en los que vecinos malhumorados cortaron calles e hicieron quema de gomas y otros elementos para protestar y llamar la atención. Por supuesto que, en cada una de las situaciones en las que se daba alguna protesta (en la calle, en los bancos, en las colas de las estaciones de servicio) no faltaba una cámara que registrara el enojo y la bronca, para luego mostrarlo repetido durante todo el día en las cámaras de TN.
Algunos medios reflejaron a través de sus notas análisis bien interesantes acerca de estos sectores de la sociedad para los cuales "el gobierno" es el responsable único y absoluto de todo lo malo que acontezca, y me pareció oportuno reflejarlo en esta nota. Una de ellas pertenece al Suplemento Ni a Palos, del semanario Miradas al Sur, titulada "Lamentos para el 2011", de Santiago Álvarez, y la otra es la nota de contratapa del mismo semanario: Feliz año, lechones, escrita por Eduardo Blaustein. De dicha nota extraigo fragmentos que me parecieron significativos y que sintetizan su idea:
La hipótesis es ésa, entonces: que si nos hicimos más chotos, más mañeros, más putos del orto de revista con Moria Casán, en alguna medida fue por la presencia avejentante de los medios que tantos nos emputecen y fatigan. Siempre tratando de dar con el sorete virtual al que echarle la culpa, fieles a la noble tradición del que no llora no mama. Hay una Argentina ventajera, chiquita, egoísta, producto de ese clima irritadito de 36 grados a la sombra.
(...) Con todo respeto por el pequeño comerciante de las pampas, en estos días de lechón, vitel thoné y alto consumo hay que decirlo: hay una Argentina profundamente jodida, una Argentina gastronómica, rotisera, parripollera, franquiciera de empanadas, que es de lo más… (espacio para publicidad) … que tenemos. Es parte de esa misma Argentina ventajera que se prolonga y rebrota entusiasta en decenas de localidades turísticas.
(...) Es una Argentina del presente histérico perpetuo (casualmente el tiempo que conjugan los medios), de la apuesta corta al lucro rapidito. Así crecieron de horribles, apuntando exclusivamente a la guita de cada temporada, nunca cuidando el futuro, tantos lugares que fueron bonitos, de Gesell a Bariloche. Crecen, y por favor sepan disculpar el gorilismo, de un modo profundamente grasa, feo y ruidoso. Así que quéjense, manga de turros. Y no vengan a decir que uno está en contra del progreso porque confort no es progreso y si ustedes se hicieron adictos al celular o al split es porque no recuerdan lo grata que era la vida cuando cazábamos en horda. Así que sigan quejándose. Porque hace calor, porque ponen el acondicionador al mango de a millones y se corta la luz. Corten la calle por eso y después puteen a los que la cortan por otras razones. Mátense nomás a bocinazos. Pidan la horca para todos los árbitros de todas las divisionales y para los DTs el garrote vil. Échenle la culpa de la ausencia de lluvias a los funcionarios del mundo entero. Cambien nomás el auto y vayan a la cola de la Shell. Cómprense siete plasmas y diecisiete camaritas digitales y vuelvan a tocar furibunda la bocina ante la cabina del peaje, de camino a la costa, manga de gorditos, amargos calvos y lechones.
Felices fiestas para todos, ya me hicieron calentar (mil perdones a los que en estas horas padecen algún corte de luz).
Felices fiestas para todos, ya me hicieron calentar (mil perdones a los que en estas horas padecen algún corte de luz).
¡Felicitaciones amigo Blaustein: Ud. lo expresó mejor que nadie!
Y si quieren reírse un poco más de esta patética Argentina de hoy, escuchen la parodia de Diego Capusotto en su programa de radio (Capusotto en el cielo con diamantes):
Todo parecido con la realidad no es pura casualidad...!
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5 comentarios:
los argentino y me incluyo nos quejamospor si esta bien o si por que esta mal ,esta en nosotro es nuestra mala essencia,el ser Argento,esta bien importa,el estar mal importa mucho mas....!!no te queje si no te quejas!!
Amigo Juanses: no creo que todos los argentinos seamos iguales. De hecho, no me considero ni jodida ni quejosa, al menos no por cualquier cosa. Y conozco mucha otra gente que tampoco lo es. De lo contrario la nota no tendría mucho sentido.
Gracias por tu comentario.
Buen díaaaa, - estación de servicio, 4 x4 valor
aproximado 200 lucas. - La nafta cada vez más
cara encima falta, al final cuanto me sale el
viaje a Pinamar. (escuchado el día 2/01/11).
Y si..., estos son los que se quejan, el laburante
va para adelante porque es la única manera que
tiene de vivir, puede hablar del calor, del corte
de luz, pero jamás le hecha la culpa a nadie. Son
los medio-medio pedorros que creen ser los que
bancan el país, y son los que más evaden los
impuestos y piensan que son ellos los que pagan
a un obrero las 8 o 10 horas que están en una
fábrica, mientras ellos y sus autos nuevos y
caros tocan bocina cuando se corta una calle
para pedir algo que a ellos no los incumbe y
salen con los derechos de unos y otros.
Yo por lo único que me quejo es no tener 50
palos verdes y una mansión en la Rivera francesa
lo demás no me molesta.
Cuesta creer a pseudos periodistas teenenistas y
clarinetistas sean tan imbéciles al mentir a
sus compatriotas por un salario de mercenario,
lacayo y chupamedias.
Sin más, te mando un gran saludo y si logro lo
más arriba mencionado te la presto por 3 meses
para que te desestreses de escuchar el cotorreo
de los resentidos informadores devenidos a
desinformadores.
Bien Blaustein, ya agregue el blog. Saludos.
Muchas gracias por tu comentario, Aparicio.
Un saludo.
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