Por estos días ando medio peleada con 6,7,8...
Más de una vez he defendido al programa frente a los críticos de nuestro mismo lado, porque se quejan (no sin cierta razón) de la redundancia que el programa utiliza como recurso permanente. Defendí la redundancia como herramienta pensando, especialmente, en que se trata del mismo recurso al que apelan los medios opositores para denostar al gobierno, y porque si bien la gran mayoría de los espectadores apoyamos el modelo, muchos espectadores se acercan cada tanto al programa, otros son nuevitos, y repetir informes resulta eficaz para que los análisis de los mismos lleguen a la mayor cantidad de público posible. El efecto de difusión de sus discursos que tienen los medios hegemónicos es muy grande, y necesita ser compensado por medio de programas que ayuden a decodificar sus mensajes. También sostuve y sigo sosteniendo que, aun cuando los informes se repitan, los análisis y las discusiones que se realizan en el estudio varían con los invitados. Y cuando éstos son valiosos, sus aportes sumados a los de los panelistas hacen que el programa valga la pena.
Pero en estos días ocurrieron algunas cosas que me produjeron verdadero malestar.
Para empezar, hay un invitado recurrente quien, según mi modesto entender (y de muchas personas que conozco) está sobrevaluado: se trata de un joven que se autodenomina filósofo y cuyos aportes al programa son bastante anodinos, tal como pude apreciar más de una vez. Si le sumamos además una cierta cuota de divismo, su participación resulta bastanta molesta. Pero esta última intervención suya en el programa colmó la medida (mía).
Se viene hablando hace ya unos cuantos días (por lo menos desde que Eduardo Duhalde anunció el lanzamiento de su pre candidatura a Presidente para el día 20/12/2010) de la historia de este personaje en relación con su interrumpida presidencia interina, su gobernación en la Provincia de Buenos Aires, de su rol como vicepresidente de Menem, de sus relaciones y conexiones, de sus manifestaciones respecto de la Presidenta y su gobierno, de sus propuestas de "paz y orden" para terminar sospechado de provocar desórdenes y violencia por diferentes medios y en diferentes escenarios, para desestabilizar al gobierno, etc. ¿Cuál fue el "sabio" aporte de este filósofo? Que a él le parecía que habría que mirar las cosas "desde otro lado", que no había que demonizar tanto a ED, etc. etc. etc. Luego de un incómodo silencio, intervino el periodista Osvaldo Barone, quien ni corto ni perezozo apoyó la idea del "filósofo" y aportó su cuota habitual de "duda": era una idea "interesante", porque la demonización de alguien podría volverse en contra (de los demonizadores), dijo y recordó cómo se había demonizado la figura del Sec. de Comercio, Guillermo Moreno, durante el 2010.
Al día siguiente estuvo como invitado el bloggero Lucas Carrasco quien, recordando la discusión desconcertante del día anterior, más algunos otros "aportes" de Barone, agregó en forma brillante información relevante respecto del accionar de Duhalde, poniendo blanco sobre negro algunas cuestiones que empezaban a desdibujarse gracias al "filósofo" y a Barone: Duhalde había provocado muchas de las calamidades que luego trató de paliar, dicho suscintamente. No se mencionó en ese momento, pero una de esas "calamidades" fue el empujoncito que brindó al ex presidente De la Rúa para que pudiera subir al helicóptero que lo alejó de la presidencia, para que luego Duhalde asumiera el cargo entrando por la ventana.
El último invitado que sumó a la confusión y a mi enojo, fue el contador Hugo Pressman. Barone había traído para leer unas declaraciones de NK de cuando él era presidente y Duhalde estaba al frente del Mercosur (luego de haber dicho que se retiraba de la política), en las que se expresaba de manera amable para con ED, lo cual le servía a Barone para refirmar sus expresiones anteriores, en el sentido de que "el demonio no es tan feo como lo pintan" (en otras palabras)...Y Hugo Pressman agregó que, por otro lado, Duhalde había tenido que hacerse cargo de un país entre el incendio y el caos, y había logrado, finalmente, pacificar la situación. Eso había que reconocerlo (palabras más o menos)¡CHAN!!!
Llegado este punto yo creí que explotaba como una cañita voladora, tal era mi enojo. Y entonces me pregunté:
¿Qué pasó con todo lo investigado acerca de ED en relación con su "empujoncito" a De la Rúa, tal como antes él y Menem habían "ayudado" a Alfonsín, contribuyendo a aumentar el caos junto, por ejemplo, al MODIN de Aldo Rico, motorizando saqueos en la Prov. de Buenos Aires?
¿Qué pasó con su presentación en EEUU y al presidente español José María Aznar diciéndole, desde mucho antes, que él iba a ser el próximo presidente de los argentinos?
Para responder mis propias preguntas (y por si sirve a los desmemoriados) aquí van algunos fragmentos de la investigación (en serio, no como la de Majul sobre Néstor Kirchner) del periodista y escritor Hernán López Echagüe en su libro "El regreso del OTRO", Editorial Planeta, 2010):
(Septiembre del 2001): ..."Duhalde viaja a Washington y en la sede de la Interamerican Dialogue, durante un encuentro en el que participan, entre otros, Hugo Anzorreguy y Peter Hakim, presidente de la institución, comenta, con suma confianza, que en pocos meses más será presidente de la Argentina.
Luego de obtener una victoria irreprochable en los comicios a senador por la provincia de Buenos Aires, los pasos de Duhalde se tornarán más presurosos y desembozados. Al día siguiente visita la CGT y escucha con satisfacción la bravata de Hugo Moyano: "Si el gobierno no interpreta el mensaje muy claro de la sociedad, va a haber problemas sociales, la gente no aguanta más ningún ajuste". Duhalde viaja a Madrid, se reúne con el presidente José María Aznar y le solicita su apoyo porque, le vaticina, pronto se hará cargo del gobierno. "Pero ¿cómo?"_le dice Aznar, sin ocultar la sorpresa. "¡Si el presidente es amigo mío y está en funciones todavía". La certeza de Duhalde: "Sí, bueno, pero yo me voy a hacer cargo". (En el año 2007, en una entrevista con Jorge Fontevecchia, interrogado sobre el asunto, Aznar no hará más que confirmar la veracidad del diálogo por medio de un silencio sagaz).
Luego, en una entrevista con La Nación, Duhalde dirá:
"De la Rúa debe reconocer que se equivocó. Acá se necesita un piloto de tormentas y él demostró que no lo es. Que llegue al 2003 sólo depende de su actitud (...) La gente tiene la sensación de que el presidente no llega al 2003. No quieren esperar dos años más. Y esa sensación puede convertirse en una profecía autocumplida".
¡CHAN, CHAN, y CHAN!!!
Dice López Echagüe luego:
"Los relatos orales y escritos que se ocupan de narrar aquellos días de diciembre de 2001 repiten al azar, como chirrido de bandada de loros, las palabras anarquía, anomia, desgobierno, impostergable, incapacidad, negligencia, inhabilidad, aburrimiento, hartazgo, gente, todos, pueblo, sociedad, estallido, caos, tormenta, cambio, paso al costado. Nadie, ninguno de los algunos se pone a errar en el territorio del solipsismo del argentino medio, medio en todo aspecto, medio de entendederas y de interés por lo que le ocurre al vecino, medio de fidelidad e infidelidad, medio de billetera y del sacrosanto consumo de sacrosantas gansadas, el argentino medio que vive en una suya soledad absoluta y que tiene a la relación con el otro como un hecho fuera de concierto. El infierno son los otros. En diciembre de 2001 hubo un traqueteo de individualidades anárquicas y multitudes solipsistas".
Recuerda más adelante Luis D´Elía, respecto de esos días de diciembre:
"Un día me tocó vivir un episodio muy fuerte con esto de los saqueos en el 2001. Varios años después, el día que proclamaron a Cristina (Fernández) senadora, se hace una comida en la gobernación de La Plata, en una sala en donde está la mesa más grande que he visto en toda mi vida. Una mesa enorme, como de treinta metros. A mi me tocó estar al lado de Julio Alak, que era intendente de La Plata, y Julio me dijo: "En esta mesa, acá, Duhalde me dijo que había que destituir a De la Rúa". Al lado mío estaba Emilio Persico y en frente lo tenía a Felipe Solá, que también lo escucharon. En La Matanza estuvo todo armado. El Negro Tucho, conocido puntero duhaldista, andaba en un coche viejo, barrio por barrio, creando una sensación de caos".
Y La Matanza no fue el único lugar en donde estuvo "todo armado". También lo estuvo en Merlo, en Moreno, en Entre Ríos (Decía Juan Carlos Romero: (...) "¿Cómo está la cosa por ahí, loco? Podrila, que al Jorge (Busti, compinche de Duhalde) le sirve. Metele pata, tomen el supermercado; si apretamos el acelerador, los volteamos a estos hijos de puta": "El día del juicio", Daniel Enz), en Santa Fe, donde Reuteman ordenó retirar de las calles toda contención o mediación, etc., etc., etc....
Muchos fueron los factores (algunos intrínsecos al gobierno del propio De la Rúa y otros extrínsecos) y las personas que contribuyeron, con diferentes grados de responsabilidad, a la caída de ese gobierno, al caos y el infierno de esos días y a la debacle posterior de Argentina. Pero nadie que tenga un poco de memoria o al menos interés por informarse, puede seguir afirmando que Eduardo Duhalde fue el "piloto de tormentas", el pacificador o el bombero que salvó a la Argentina del incendio. A menos que sea un desmemoriado, demasiado ingenuo, demasiado imbécil o un interesado...!
Los libros de Hernán López Echagüe (*) brindan información documentada, amplia y completa bibliografía, así como testimonios indubitables. Lo único que hace falta es acercarse a su investigación.
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(*) "El Otro. Una biografía política de Eduardo Duhalde". Planeta. 1996
"El regreso del OTRO. La reaparición de Eduardo Duhalde en la pelea política argentina". Planeta. 2010.
6 comentarios:
Estoy de acuerdo contigo amiga bloguera, yo sentí exactamente lo mismo que vos.
Duhalde no es ningun piloto de tormenta ni un
bombero, es un delincuente golpista y aliado de
lo peor de la política Argentina y también a
contribuido con la dictadura cívico militar.
Los que vivimos en Lomas lo conocemos muy bién,
por suerte nos inmunizamos de semejante peste
conjuntamente con su mujer, otra peligrosa
ganster.
Un abrazo
Gracias Roberto. Me alegra saber que coincidimos. Lamento que hayas debido padecerlo por ser lomense. Yo sufrí sus efectos de manera directa durante su interinato en la Rosada. Lástima que no haya cumplido su promesa de retirarse. Tal vez después de Octubre lo haga definitivamente.
Gracias una vez más por leerme y por tu comentario.
Un abrazo, amigo.
Me tiene un poco las pelotas hichadas Barone. Su vedetismo me enferma. Estuvo bien Carrasco cuando lo frenó en seco sobre todas las cosas que el mismo Duahlde había provocado para luego "solucionar". Bien Lucas ahi. Y si querés saber quien es Duhalde llamalo a Lopez Echague que la sabe lunga, Barone. Y no jodas mas.
Tenes Razon...también hay que entender las visiones y pareceres de los invitados.Duhalde es un personaje siniestro para nuestro país, así lo defiendan y le laven la cara otros...
Amigo Don Koala: es muy curioso que gente que se supone informada olvide tan pronto información relevante, sobre todo cuando la misma ha sido dada, repetida, documentada y publicada. En el caso particular de Barone, me parece más grave aun por el lugar que ocupa.
Gracias por tu comentario, amigo.
Gracias Kike, por tu comentario.
Y tenés razón también vos. El personaje no es ningún pichi, y ama demasiado el poder como para resignarse a perderlo así nada más.
Saluditos.
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