Porque fue amada...
Porque tiene coraje para enfrentarse a los poderosos...
Porque el pueblo está con ella...
Y por muchísimas otras cosas que sería largo enumerar, pero todos y todas conocen, y tal vez por eso la odian, en lugar de admirarla y darle su apoyo, porque de última, es la presidente de todos.
Y para terminar de entender qué genera tanto odio, aquí parte de las palabras del filósofo León Rozitchner, en una nota que publicó ayer 10/11/2010 el diario Página 12:
Cristina Fernández es una mujer que se unió a un hombre desde otro lugar corporal histórico: donde el encuentro de la heterogeneidad de los sexos en la militancia temprana no se impuso como sumisión, sino como igualdad dentro de esa diferencia. Seamos objetivos: ambas son dos modelos que una misma matriz política engendra. Cristina no es más buena ni más mala que Evita: es una mujer histórica distinta, aunque algo las una y otro algo las separe. Cristina es un animal político femenino en pie de igualdad con el animal político masculino de su marido Néstor, cosa que no pasaba con Perón y Evita. Ocupa un rango superior a Evita en la escala de Richter de la evolución femenina. Aquí las diferencias no se contraponen, sino que se complementan, como se complementan los cuerpos que al amarse se unen. De allí surge, desde muy abajo, otro modelo político –tiránico o acogedor, según sea la cifra– en los representantes del poder colectivo en el gobierno. Y por eso también desde allí surge ese odio nuevo, tan feroz y mucho más intenso, que se apoderó de gran parte de nuestras clases media y alta argentinas.
Por eso, tantas mujeres sumisas y ahítas de alta y media clase, tan finas y delicadas ellas, no nos ahorran sus miserias cuando se muestran al desnudo al dirigirle sus obscenas diatribas: no ven lo que muestran. Son mujeres esclavas del hombre que las ha adquirido –o ellas lo hicieron– y al que se han unido en turbias transacciones, donde el tanto por ciento y las glándulas se han fusionado en una extraña alquimia convertida en empuje que llaman “amoroso”. La envidian a Cristina desde lo más profundo de sus renunciamientos que el amor “conyugal” exige pero no consuela. Cristina las pone en evidencia a todas: se han quedado, sin jeans que las ciñan, con el culo al aire. Ella tiene, teniendo lo mismo o más de lo que ellas tienen, lo que a todas juntas les falta. Pero saben que tampoco podrían nunca llegar a tenerlo. Por eso, ellas no la envidian: la odian como a una traidora de clase –de clase de mujeres, digo–. La han cubierto de insultos y desprecios: de las ignominias más abyectas que nunca vi salir antes de esas boquitas pintadas de servil encono. Cristina las pone fuera de quicio. Esto también constituye el suelo denso y material de la política, tan unido a la lucha de clases entre ricos y pobres. Ellas también son el resultado de la producción capitalista de sujetos en serie: mercancías femeninas con formas humanas, con su valor de uso y su valor de cambio.
¡Gracias León, por tan sabias y hermosas palabras!
Es una pena que lo que a tantos nos hace admirarla y amarla, a ellas les genere odio, porque no sólo se pierden de apreciar a una de las mujeres que más debería llenarnos de orgullo, como mujeres y como argentinos, sino que deben estar viviendo un infierno, el infierno del que no puede ser feliz si ve la felicidad ajena.
¡Pobres mujeres, dignas de lástima!
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4 comentarios:
Hola Greta, éstas minas son incomparbles no tienen
el mínimo de capacidad intelectual de Cristina,
ponemos por caso a carrió, así en minúscula su
odio es tal al ver a una triunfadora que no le
importa ser una servil muerta política, la chicha
lo más berreta de Lomas de Zamora, inculta, mal
educada, piojo resucitado, la walger con solo
mirarle la cara le tiene envidia a todas las mujeres y solo puede admirar a morales solá,
susana gimenez la plástica y no por ser del
palo del arte de la pintura sino por el recauchutaje como rueda de camión de pobre que
lleva encima y la falta de neuronas, creida
como la anciana de los almuerzos son la resaca,
el descarte de la oligarquía a la cual creen
pertenecer y su odio no llega a odito porque la
envidia lo tapa y pasan a ser ridículas.
Mi vieja me decia siempre, no insultes a una
mujer, no te olvides que yo lo soy, pero que
querés que diga Greta, son unas reverendas hijas de puta.
Buen fin de semana!
Roberto: hiciste una descripción perfecta de cada una de esas envidiosas. Y tenés razón, ni siquiera todas juntas le llegan a Cristina a los tobillos.
No mencioné a la dinosauria viva y gorilona porque no la escuché nunca tirarse abiertamente contra Cristina. Lo suyo es más bien contra todo el gobierno.
Tanto una como las otras, ¡que se curtan!, o como dicen los gallegos, ¡a tomar por culo!...ja jajaaa
Chau Roberto, buen finde para vos también.
USTEDES SI QUE TIENEN CAQUITA EN LA CABEZA. KKS CORRUPTOS HIJOS DE MIL PUTA
El señor (o señora que disimula) Tigrecandioti parece que entra en la categoría de LOS QUE ODIAN, ya que antepone insultos a los argumentos.
Pobre, debe estar sufriendo mucho.
Va a tener que esperar a que sus representates (si es que los tiene) hagan bien las cosas como para que los voten. Mientras tanto...L...T...A...
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