Hacía mucho que me debía esta visita...
Después de
estacionar bajo las sombras benignas de los árboles en un día de bochornoso
calor, me encaminé hacia la entrada bordeando el predio. Cientos de veces había
pasado por esa puerta, pero nunca caminando. Y al llegar a la esquina de la
avenida, ví y leí la enorme placa: “ESPACIO
PARA LA MEMORIA, PROMOCIÓN Y DEFENSA DE LOS DDHH. Ex Centro clandestino de
detención y exterminio ESMA”. Fue mi primer acercamiento, y mientras empezaba a
sentir el clima de lo que se venía, continué paralelamente a la reja buscando
el acceso. Mientras avanzaba, me volví para mirar una de las entradas
edilicias, de estilo neoclásico, y el cartel que la identificaba había
cambiado. Ahora se leía, además del
antiguo letrero: Archivo Nacional de la memoria.
Memoria, esa reina
esquiva, cruel a veces, que se nos escapa o que nos señala con el dedo, pero
que, inexorable, permanece allí esperando que la descubramos y que, una vez
descubierta con su descarnado tesoro, pretende que la resguardemos, que la
miremos despojados y que la preservemos para que no vuelva a perderse.
Al entrar, el
primer golpe de diferencia con relación a mi imagen guardada de la ESMA, fue
encontrarme con un joven, rubio y de cara limpia, que me saludó con una
sonrisa. A diferencia del agobiante exterior, ese espacio de la entrada estaba
fresco y confortable. Es increíble cómo, a veces, el impacto físico sobre el
cuerpo, puede superponerse a las imágenes de la memoria. Me pareció que ese
primer impacto era más fuerte y que empezaba a sentir, desde el cuerpo, la
diferencia entre la ESMA de mi memoria y la ex ESMA actual.
Foto: Micaela Rodríguez |
Foto: Micaela Rodríguez. |
Mientras esperaba a
mis amigos, me detuve a contemplar a través de las paredes acristaladas de la
entrada hacia el interior del predio. Una serie de cuerpos de edificios, de los
cuales alcanzaba a divisar tres, estaban rodeados de zonas parquizadas, caminos
cuidados y enormes y añosos árboles. Traté de compaginar en mi cabeza aquella
imagen del libro de Miguel Bonasso (Recuerdos de la muerte) en el que el
escritor _que antes integraba alguno de los grupos guerrilleros de los 70´_
describe los horrores y algunas de las historias que se vivían allí, con esta
imagen cuasi bucólica que contemplaba ahora. Porque mientras leía el libro
también se mezclaban en mi cabeza esas imágenes exteriores que, cientos de veces, había contemplado al
pasar por Avenida del Libertador. O aquellas otras de la ESMA vista desde la
entrada al Club Ciudad de Buenos Aires _ubicado a la derecha del predio_ al que
con frecuencia concurríamos con mi familia y amigos a disfrutar de un asado al
aire libre bajo los árboles del parque. ¡Qué lejos de aquellas escenas
pasatistas y hasta divertidas estaban las terroríficas escenas que la ESMA
ocultaba tras sus rejas, sus parques y sus prolijos edificios! Las imágenes del
horror, el sufrimiento, el encierro, las torturas, la degradación de los seres
humanos que habían pasado por ese emblema de la Dictadura y que el libro tan
bien describía, habían sido mucho más potentes que las del espacio abierto,
prolijo y arbolado. Un lugar que, desde afuera, como los sepulcros blanqueados
de los que hablaba Jesús para referirse a los fariseos, era sólo apariencia de
normalidad y armonía. Adentro reinaba la muerte.
Pero la memoria me
hizo otras jugarretas. Cuando ingresaba a uno de los espacios reconvertidos del
predio (el Espacio para la Memoria) para ver la exposición dedicada a recordar
al ex presidente Néstor Kirchner (Néstor por todos), otra andanada de imágenes
se me vino encima: pulcros, limpios, impecables “como una patena” (tal como
decía la Madre Superiora) los pasillos, las escaleras, vacíos en ese momento,
trajeron esta vez a mi memoria imágenes del colegio de mi infancia: otra cárcel
de apariencia perfecta, otra tumba como sepulcro blanqueado, y sentí que, a
pesar de los muchos años transcurridos, la presencia cercana de mis amigos era
el ancla con la cual los afectos y la alegría del hermoso momento compartido, ahuyentaban
los malignos fantasmas. Me doy cuenta ahora que jamás habría podido ir a ese
lugar sola. Los fantasmas de la memoria pueden llegar a ser demasiado crueles
para alguien indefenso.
Pero los fantasmas
no fueron sólo míos. El horror que la ESMA ocultaba tras sus blancas paredes
hoy fue exorcizado por un mar de vida: la actual ex ESMA alberga centros
culturales, lugares de expresión artística, bibliotecas, museos… Sus impecables
edificios ahora son, además, lugares donde caminan, corren, viven, cantan y ríen, se expresan
y se sienten libres miles de personas. Y también está la MEMORIA, porque entre
las muchas actividades que allí tienen lugar, están los archivos, y los
documentos, y las visitas que muestran, además, los principales lugares del
horror. El antiguo Casino de Oficiales, por ejemplo, fue el lugar de concentración, tortura y exterminio de alrededor de 5.000 hombres y mujeres, la mayoría de los cuales se encuentra todavía desaparecidos. El lugar fue declarado Monumento Histórico Nacional, y puede ser recorrido mediante visitas guiadas. Es el testimonio material de los crímenes de lesa humanidad allí perpetrados. Porque no se trata de olvidar y de borrar, sino de recordar y rescatar,
pero para sanar, para echar a los demonios y poner en su lugar la vida y la
esperanza.
En eso se ha transformado ahora la ESMA. Eso es lo que, las personas
que respetamos la vida y los derechos de todos, queremos que sea.
Organismos que funcionan actualmente en la ex ESMA:
- Archivo Nacional de la Memoria (ANM).
- Casa de la Militancia. Hijos e Hijas por la Identidad y la Justicia contra el Olvido y el Silencio (H.I.J.O.S.)
- Casa Nuestros hijos. La vida y la esperanza. Madres de Plaza de Mayo: línea fundadora.
- Casa por la identidad: Abuelas de Plaza de Mayo.
- Centro Cultural de la Memoria: Haroldo Conti.
- Centro Internacional para la promoción de los DDHH, auspiciado por la UNESCO.
- Educ.ar SE: canal Encuentro, canal Paka Paka, Tecnópolis TV.
- Espacio cultural Nuestros Hijos (ECuNHi). Fundación Madres de Plaza de Mayo.
- Familiares de Desaparecidos y Detenidos por Razones Políticas.
- Iniciativa latinoamericana para la identificación de Personas Desaparecidas.
- Instituto de Políticas Públicas en DDHH del MERCOSUR.
- Instituto Espacio para la Memoria (IEM).
Más información sobre el funcionamiento actual de la ex ESMA en:
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