2 de Septiembre de 2021

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La Plaza del Amor
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jueves, 22 de septiembre de 2011

.Argentina y DDHH: reflejos de la prensa.

Hace unos días, otra vez el diario neoyorquino The New York Times nos sorprendía con esta nota:

Making Tyrants Do Time

TIME is running out for former government officials accused of murder, genocide and crimes against humanity.
Se está acabando el tiempo para ex funcionarios gubernamentales acusados de asesinatos, genocidio y crímenes de lesa humanidad. 

(Ver nota completa en The New York Times).

Kathryn Sikkink es profesora en Ciencias Políticas en la Universidad de Minnesota y es autora del libro "La cascada de la Justicia", en el cual se basa la nota publicada en el diario neoyorquino. Según los estudios de esta profesora, si bien algunos críticos argumentan que la amenaza de enjuiciamientos socava la democracia, exacerba los conflictos y podría conducir a mayores violaciones a los derechos humanos,
la evidencia histórica y las estadísticas dan la razón a la crítica de los que cuestionan los juicios por los derechos humanos. 

Dice Kathryn Sikkink:
 Mi investigación demuestra que los países en vías de transición, que pasan de gobiernos autoritarios a democráticos, o de la guerra civil a la paz, donde hubo procesamientos por violación a los derechos humanos se tornaron eventualmente menos represivos que las naciones en transición sin esos juicios.
 
Mediante la comparación de países como Argentina y Chile que han utilizado los juicios de derechos humanos con aquellos que, como Brasil, no lo han hecho, me he encontrado que estos procesamientos tendían a no exacerbar las violaciones de los derechos humanos, socavar la democracia o conducir a la violencia.

Vemos así como, desde un medio como el New York Times se recogen las opiniones y las conclusiones de una estudiosa del tema, resaltando la importancia y el valor de haber enjuiciado a quienes, desde el más alto poder del Estado, llevaron adelante crímenes tan atroces contra sus propios ciudadanos a quienes debían proteger. 
Dice más adelante la politóloga:

Los países que han procesado a ex funcionarios muestran niveles más bajos de la tortura, ejecuciones sumarias, desapariciones forzadas y prisión política. 

Y agrega luego:
La posibilidad de la pena y vergüenza hace más costoso que infrinjan los derechos humanos y por lo tanto disuade a los futuros líderes de hacerlo.

Desde los juicios de Nuremberg finales en 1949 hasta la década de 1970, no había prácticamente ninguna posibilidad de que jefes de Estado y funcionarios del Gobierno (fueran juzgados como) responsables de violaciones de los derechos humanos. Pero en las últimas dos décadas, ha aumentado la probabilidad de castigo, y los funcionarios recién instalados pueden ser más cautelosos antes de decidirse a matar o torturar a sus opositores políticos.

Además, los ensayos parecen generar disuasión del proyecto a través de las fronteras. Si un número de países en una región ejerce los enjuiciamientos, países cercanos también muestran una disminución en el nivel de represión, incluso si no han celebrado juicios.

En América Latina, jóvenes oficiales militares sólo necesitan mirar a Argentina y Chile, donde individuos 66 y 81, respectivamente, han sido condenados por crímenes durante las dictaduras anteriores, para absorber la lección que la posibilidad de castigo es mucho mayor de lo que era en el pasado. Esto puede ayudar a explicar por qué golpes militares ahora son tan raros en la región.
 (Ver también la nota de Redacción Rosario).
Este reconocimiento de los logros argentinos en cuanto a los DDHH muestra cómo, luego de tanto esfuerzo y padecimiento las cosas están cambiando. Más allá de las críticas interesadas de algunos personajes en ciertos medios que les dan espacio, no puede negarse el impulso dado desde el Estado a la búsqueda de la verdad, el respeto por la memoria y la búsqueda de la Justicia, para que nunca más se repitan los crímenes perpetrados por el Estado en nuestro país. Y también es fundamental el rol de la prensa en reflejar estos logros, sin lo cual mucho de lo logrado sería desconocido o ignorado.

Sin embargo, no siempre la prensa, no sólo la extranjera sino siquiera la nacional, se hacía eco de los reclamos por las violaciones a los DDHH durante la última Dictadura cívico-militar. Hace pocos días (el 15/09/2011), diario Página 12 decía lo siguiente: 
Robert Cox: ex director de Buenos Aires Herald durante la Dictadura.
El ex director del Buenos Aires Herald durante los primeros años de la dictadura detalló cómo gran parte de la prensa guardaba silencio a pesar de saber sobre secuestros y desapariciones. Cox se fue del país en el ’79, después de un día de secuestro.
(...)
“Directivos de otros diarios con los que traté de tomar contacto, pero desafortunadamente no pude, pero hubo una decisión de... –y dijo–: no es grato hablar de otros colegas, todavía es muy difícil llegar a una conclusión, pero realmente como hubo muchos años de dictadura, los grandes diarios estaban acostumbrados a cumplir las órdenes de los dictadores y hubo una autocensura que era más de casi complicidad con los militares”.
Dice más adelante la nota:
En aquel momento, además de dirigir The Buenos Aires Herald o poner en contacto a las Abuelas y las Madres con corresponsales extranjeros escribía en otros diarios de afuera, entre ellos The Washington Post. En uno de los artículos intentó explicar lo que pasaba “porque lo que más importaba era tratar de romper el silencio sobre el país”, dijo. El artículo tenía dos objetivos: “Uno, dar cuenta del acuerdo de caballeros de los diarios más importantes de no publicar lo que estaba pasando en Argentina y otro, decir que la llamada ‘revolución de terciopelo’ no era así porque la gente estaba desapareciendo: era un esfuerzo mío para poder dar cuenta de lo que pasaba en Argentina”. (Ver nota completa en Página 12).

Parte importante de ese reconocimiento a la lucha por los DDHH es el premio otorgado a la asociación Abuelas de Plaza de Mayo: el premio Fomento de la Paz, de la UNESCO (ver nota acá), evento poco destacado por algunos medios, justamente aquellos que durante la Dictadura no reflejaban la realidad de lo que realmente ocurría, mientras los hijos de los desaparecidos eran apropiados.
Herman Schiller, director del semanario Nueva Presencia.
 Durante la Dictadura, no todos los medios fueron cómplices con su silencio. Además de Roberto Cox hubo otro periodista que fue mucho más allá en su denuncia de las atrocidades que se estaban perpetrando. El periodista Herman Schiller creó en 1977 (al año siguiente del comienzo de la dictadura) el semanario Nueva Presencia. Allí escribían militantes de los DDHH, como Emilio Mignone (del CELS), Nora Cortiñas y Hebe de Bonafini (de Madres de Plaza de Mayo), y también publicaba notas de Hipólito Solari Irigoyen, Julio Raffo, Juan Gasparini, y también publicó la primera entrevista que el Premio Nobel de la Paz, Adolfo Pérez Esquivel, dio a la prensa. En palabras del propio Herman Schiller:

"Así, con el ceño fruncido de los dirigentes del judaísmo oficial, pero con un apoyo cada vez mayor de los lectores, Nueva Presencia se fue consolidando y convirtiendo en una tribuna contra la dictadura y la defensa de los derechos humanos (en estas páginas apareció por primera vez el nombre de las Madres de Plaza de Mayo). Iniciando además una muy fuerte prédica sobre la necesidad de concretar la paz entre palestinos e israelíes sobre la base del reconocimiento recíproco de sus respectivos derechos nacionales" (*).
El periodista es, además, muy crítico respecto del rol que jugaron el resto de los medios durante la Dictadura, tanto antes (porque "necesitaban generar un clima psicológico previo para justificar la quiebra del orden jurídico") como después del golpe (por medio del silencio cómplice, negándose a hacerse eco de reclamos y denuncias y creando un clima de apoyo hacia el accionar militar y de demonización de los detenidos-desaparecidos).

Afortunadamente, a partir de 2003 muchas cosas empezaron a cambiar, tanto en relación con los DDHH como en cuanto al rol de la prensa. El impulso dado por el gobierno de Néstor Kirchner a los juicios contra quienes cometieron delitos de lesa humanidad durante la última dictadura, y la sanción de la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual están permitiendo que Argentina transite un nuevo camino: hacia la búsqueda de la verdad, la memoria y la justicia, que pueda a la vez ser conocido y reconocido por aquellos medios que se comprometan no sólo con una información veraz sino con la responsabilidad por el irrenunciable deber de informar a los ciudadanos, a quienes deben servir.
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 (*) ("El oficio de Periodista". Entrevistas por Julio Ferrer. Edit. Punto de Encuentro).

2 comentarios:

roberto dijo...

Seguramente les llegará a más de un civil cómplice el momento de subir las escalinatas de Tribunales.
Claro no sin antes los medios hegemónicos apoya dictaduras diran ¡hay persecución!, listas negras a los defensores de la libertad y demás ganzadas acusando de autoritarismo.

Buen fin de semana!

Greta dijo...

Yo también confío en que llegue ése momento: para eso, tiene que continuar este Proyecto, con Cristina a la cabeza, para que la Justicia siga actuando, y la Ley de Medios impere sin trabas.
Gracias amigo Roberto, y buen fin de semana para vos también.

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