Es una noticia tremenda, una más de las que este, nuestro crispado país, está viviendo. Es que ya no se puede seguir en este país tan inseguro. Lo que no tenemos claro es si las víctimas reales son tantas como las personas que "se sienten inseguras". Tampoco se sabe si las otras muchas personas que han sufrido antes las ya famosas "salideras", o las numerosas víctimas de accidentes viales, o de otros delitos más graves aún que las salideras, también decidirán irse a vivir a otro país. Pero para "el gran diario argentino", la noticia de que una chica rubia, de clase media (no cualquiera puede decidir así, sin más, irse a otro país, o costear un abogado mediático como Burlando), decide irse a vivir fuera del país, es noticia de tapa, la más importante y con letras de molde tipo catástrofe. En los tiempos de crisis política (2001), "la gente" se iba del país, porque "este país no daba para más", y las cámaras hacían notas a los clasemedieros que hacían cola en las diferentes embajadas, mendigando una visa para volar al 1º mundo. (Ahora muchos de ellos están volviendo, porque el paraíso no era tal, finalmente. Pero eso es tema de otra nota).
En forma parecida y alentada también por éste y otros medios, la muerte como consecuencia de la delincuencia de otro joven rubio de ojos celestes de esta perfumada clase media, elevó a su papá (el ex ingeniero Blumberg) a la categoría de representante de la búsqueda de justicia y el pedido de leyes "más duras", mientras exhibía al mismo tiempo un costado fascistoide rápidamente revelado. En los tiempos de Blumberg, las tapas de los diarios chorreaban indignación y sembraban inseguridad generalizada, a los asustados miembros de la clase media que aquella vez protagonizaron una promocionada marcha de antorchas pidiendo "mayor seguridad". Ésta vez también hubo marchas, pero menos luminosas que aquélla. Tanto en el caso de Blumberg como en el caso de Píparo, los medios se prestaron jubilosos a exhibir y repetir hasta el paroxismo no sólo la noticia en sí, sino todo lo relacionado con ella.
¿Quién se beneficia más en casos como éstos? ¿La víctima, sus familiares, abogados, que reciben horas y horas de cámara, páginas y portadas de diarios? En el caso de Píparo, el tema derivó en la sanción de una ley de "protección contra las salideras", con una serie de medidas bastante inocuas (incluso algunas copiadas de reglamentaciones bancarias existentes), y la inclusión de otras medidas más interesantes y beneficiosas para muchos, como es la gratuidad de las cajas de ahorro y el abaratamiento en las transferencias bancarias. Pero como pasa tantas veces cuando se sale a responder en la emergencia, son sólo parches que no resuelven cuestiones de fondo.
¿O se benefician los que controlan los medios de masas, que no sólo mejoran su rating capturando espectadores temerosos, sino que siembran la sensación de inseguridad, tan útil para varios fines?
En el caso de Clarín, es evidente el uso malintencionado de un titular de tipografía catástrofe en el que aparecen juntos la palabra HORROR y la frase "irse a vivir fuera del país", con las connotaciones que la frase tiene. Pero además, el título en tamaño menor (pero a la derecha del anterior, y que se leería a continuación de aquél) de otra noticia es: "La oposición busca hacer cumplir el fallo por Santa Cruz". La idea de la INSEGURIDAD está deliberadamente asociada a la del HORROR y a la falta de seguridad jurídica. A estas ideas se suman las del titular del "amigo" La Nación: "Emergencia en la Justicia penal por falta de jueces"...La inocencia y la casualidad no existen: son los padres.
¿Pero qué significa la aplicación de la "lógica del pajarito" con el tema de la inseguridad? (ver nota http://pulenta-con-pajaritos.blogspot.com/2010/08/la-logica-del-pajarito-neustadt-tn-y.html )
El domingo 19/09/10, el diario Página 12 publicó en su tapa una nota que viene a reafirmar esta idea que muchos sostenemos, acerca de la diferencia entre la falta de seguridad y la "sensación de inseguridad". El titular de Página hace referencia a otra muletilla muy utilizada en nuestro medio respecto de la temperatura ambiente: ésta marcaría la temperatura real, mientras que la "sensación térmica" es la que efectivamente (?) uno percibe en su piel, algo bastante subjetivo, por otra parte, pero de todas maneras aceptado mayoritariamente. Finalmente, según la idea general, lo que importa es la "sensación térmica".
Dice la nota del diario:
Por Carlos Rodríguez
Por Carlos Rodríguez
| | Las últimas cifras que maneja la Dirección de Política Criminal, en base a sondeos del BID, Flacso y Lapop, muestran que Argentina y Chile son los países con menos crímenes fatales de América latina. Y que a la vez las poblaciones de esos países son las que más miedo tienen a sufrirlos. Buenos Aires aparece como la ciudad con menos homicidios del continente después de Toronto. La situación provincia por provincia.
Cabría entonces preguntarse el por qué de alimentar ese miedo al que se refiere la nota (y que mucha gente sufre), cuál es el beneficio de sembrar el temor a través de las noticias, de machacar todo el tiempo con noticias policiales, sangrientas, violentas, escabrosas, impactantes, la repetición constante de la palabra MIEDO... Un único caso puede transformarse en cientos, con la sola repetición de las noticias. Si los crímenes fatales que realmente se producen son muchos menos que, por ejemplo, las víctimas que produce la inseguridad vial, ¿por qué tanta gente vive en estado de inseguridad permanente frente a la delincuencia, y en cambio se arriesga alegremente al cruzar una calle, o al esperar bajo la calzada, o manejando imprudentemente? ¿Cuánto les cabe como responsabilidad a estos medios de generar más temor del necesario, y cuál es el fin último que persiguen? ¿Cuánto podrían contribuir, en cambio, a generar una mentalidad más responsable en la prevención de accidentes viales, para cambiar los guarismos que nos ubican en el país con más alto riesgo de muerte en este rubro?
La construcción de estereotipos que alimentan la xenofobia, la intolerancia, la desconfianza hacia cualquiera que no esté "bien vestido", el temor hacia los pobres o gente que vive en la calle, la creación de categorías como "trapitos", "motochorros", "cartoneros", "piqueteros", etc. etc., son consecuencias de ese manejo superficial y maniqueo que realizan los medios de masas, y que terminan por sumergir a toda una sociedad en la desconfianza mutua.
Pero no es la única consecuencia. La desconfianza en "el otro" también trae aparejada la falta de solidaridad, el aislamiento, y finalmente, el hacer todo lo posible por conjurar esa inseguridad en la manera que cada uno pueda. Y si no puede, pues deberá conformarse con guardarse sus miedos, o vivir con ellos y con la angustia que ellos le generen. Una sociedad de aislados y desconfiados es fácil presa de la manipulación y de los totalitarismos. La diferencia entre INSEGURIDAD y DELINCUENCIA no es inocente. Hablar de inseguridad es referirse a una sensación individual, personal, en la que cada uno debe hacerse cargo. En cambio, hablar de delincuencia implica poner el énfasis en algo concreto, y para lo cual habría que interpelar a instancias concretas: el Estado, con sus organismos de seguridad, sus políticas sociales y de inclusión, etc.
Y como pasa con tantos discursos que siembran la inseguridad, por lo general el mismo que la genera es quien ofrece la solución. Esa solución puede ser tanto la aplicación de "mano dura" contra la delincuencia (policía brava, controles draconianos, ampliación del número de cárceles, por ejemplo, tal como sugieren Eduardo Duhalde y su esposa Chiche), como todo un conjunto de productos que el mercado es capaz de ofrecer para "alejar los fantamas de la inseguridad", como obscenamente rezan algunas publicidades: seguros de vida y para el hogar, alarmas para el hogar y el auto, puertas blindadas, vidrios polarizados, barrios privados, guardias privados, y toda una serie de soluciones mágicas para que el sr. y la sra. inseguros, puedan resolver su angustia existencial. Da vergüenza ajena ver cómo, en algunos noticieros (Telefé, por ejemplo), luego de dedicar medio programa a la descripción y análisis (?) de la noticia policial del día, se muestra una publicidad de puertas blindadas...
Y si todo lo que ofrece el mercado no alcanza, siempre está Ezeiza como salida rápida hacia el paraíso de la seguridad que el país no puede brindar. El "país jardín de infantes" del que hablaba María Elena Walsh está todavía muy vigente, siempre listo a encontrar la solución mágica de sus problemas, o para echarle la culpa a cualquiera que lo libere de su responsabilidad.
Y como pasa con tantos discursos que siembran la inseguridad, por lo general el mismo que la genera es quien ofrece la solución. Esa solución puede ser tanto la aplicación de "mano dura" contra la delincuencia (policía brava, controles draconianos, ampliación del número de cárceles, por ejemplo, tal como sugieren Eduardo Duhalde y su esposa Chiche), como todo un conjunto de productos que el mercado es capaz de ofrecer para "alejar los fantamas de la inseguridad", como obscenamente rezan algunas publicidades: seguros de vida y para el hogar, alarmas para el hogar y el auto, puertas blindadas, vidrios polarizados, barrios privados, guardias privados, y toda una serie de soluciones mágicas para que el sr. y la sra. inseguros, puedan resolver su angustia existencial. Da vergüenza ajena ver cómo, en algunos noticieros (Telefé, por ejemplo), luego de dedicar medio programa a la descripción y análisis (?) de la noticia policial del día, se muestra una publicidad de puertas blindadas...
Y si todo lo que ofrece el mercado no alcanza, siempre está Ezeiza como salida rápida hacia el paraíso de la seguridad que el país no puede brindar. El "país jardín de infantes" del que hablaba María Elena Walsh está todavía muy vigente, siempre listo a encontrar la solución mágica de sus problemas, o para echarle la culpa a cualquiera que lo libere de su responsabilidad.
El chiste de Daniel Paz en la tapa de Página 12 aporta la cuota de humor irónico al tema, pero este video lleva la idea hasta el absurdo:
2 comentarios:
Excelente, como siempre.
Y me recuerda a nuestro amigo Curúpí cuando dijo que primero habían empezado con la sensación térmica y luego habían seguido con sensaciones menos inocentes.
Así es amiga Stella: nuestro común amigo Curupí está lleno de sabiduría.
Gracias por leerme y por tu comentario.
Un beso enorme.
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