Para el próximo, cuenten conmigo...!

El cacerolazo del 13S pasó, pasó también el del 8N, y los análisis y comentarios sobre los mismos (sobre todo del más reciente por ser, quizá, más contundente) abundan en todos los medios y en todos los formatos. Y al margen de la variopinta lista de consignas y reclamos, de las justificaciones de algunos a los que se les acercó un micrófono (como los que entrevistó la periodista de 678, Cynthia García) uno de los rasgos más interesantes de esta última marcha fue que, a pesar de la amplísima lista de adherentes y convocantes y del infernal aparato de difusión y de la impresionante parafernalia desplegada en el acto, ninguna de todas las organizaciones, partidos políticos u ONGs que lo impulsaron se hizo visible a través de sus símbolos. No hubo camisetas, ni carteles, ni folletos, nada que mostrara alguna de las firmas que se hiciera cargo del impresionante montaje que se mostró el 8N, en el que miles de personas se juntaron para protestar y reclamar contra el gobierno nacional. Salvo un único caso registrado por la cámara de 678 en el que la señora se manifestaba reclamando al alcalde de Buenos Aires, Mauricio Macri, por no recuerdo qué obra, NADIE de los que manifestaban llevaba un solo cartel (porque los carteles fueron los protagonistas) que reclamara por la basura no recogida que llena todavía hoy la Ciudad con desperdicios y olores fétidos, ni por las inundaciones que las fuertes lluvias provocan por la demora municipal en la realización de obras, ni por los 107 vetos que el "republicano" Jefe de Gobierno viene aplicando a las leyes votadas hasta por su propio partido, ni por el veto a la ley de Aborto no punible que tanto esfuerzo costó a la Legislatura sancionar, y casi pone en riesgo la vida de una mujer violada y embarazada, víctima de trata, ni por su desvergonzada  e injustificable no presencia en la Ciudad que colapsó en hora pico por un repentino (y sospechoso) corte general de energía que dejó a la ciudad sin subtes, sin semáforos y a millones de usuarios sin luz, mientras el señor se tomaba una foto con el grupo de rock Kiss, de visita en Buenos Aires. NADIE. 

Este mismo alcalde al que le resbalan todas las críticas por el cerco protector de uno de sus socios, el multimedios Clarín, tuvo el cinismo de ser uno de los convocantes a la marcha del 8N, además de haber contribuido a su organización (junto con otras organizaciones a las que no les interesa el país y mucho menos este gobierno), a su difusión y haber sumado su discurso supuestamente democrático hablando de la "fiesta cívica" que se había vivido. Claro, nada que decir respecto de tantos insultos, ni de las intenciones golpistas ni mucho menos de las agresiones a periodistas de tantos medios. Porque había que mostrar una "marcha pacífica".

Porque TODAS las críticas de los que se animaban a hablar (a pesar de la mordaza que los organizadores quisieron imponerles, para no revelar las verdaderas intenciones), salvo escasísimas excepciones, dirigían sus dardos, incluso algunos terribles, hacia el gobierno nacional y en particular hacia la Presidenta. 

Desde deseos de muerte, insultos de los más bajos y denigrantes, hasta acusaciones de toda clase de crímenes, y de tal variedad de faltas que es casi imposible clasificarlas. Y así, sumando las expresiones orales a las imágenes y a los carteles, podría hacerse un interesante  catálogo. Porque si bien aparecieron títulos puntuales aunque generales (la inseguridad, la inflación) hubo también algunos increíbles, como "devolver el país", devolver la fragata (por la fragata Libertad retenida en Ghana por los fondos buitre), devolver la república, justicia independiente, libertad de expresión y también carteles que defendían a Clarín... casualmente...! 

Y lo interesante de esta marcha cacerolera de protesta contra el gobierno nacional es aquello de lo que no se habla en los carteles, y aquello que no se muestra: no sólo a los que están detrás, muchos de los cuales fueron mostrados en las redes con sus desembozados deseos de un golpe de Estado,  sino de los deseos concretos de un cambio radical en las políticas, dejadas entrever por quienes se quejaban de las políticas sociales, de la "falta de libertad" individual con los manejos del dinero (tanto para comprar libremente dólares como para sacarse de encima el control fiscal), y del deseo apenas confesado de una vuelta sin más a la era neoliberal de los 90´s. Pero ¿qué otras cosas no se mostraban o no se decían en los carteles y en las quejas de los 8eneros?

• Mientras a la Presidenta o al gobierno se le reclamaba el respeto por la República, el Jefe de Gobierno porteño, Mauricio Macri, lleva el triste récord de haber vetado 107 leyes votadas por la legislatura, muchas de las cuales lo fueron por legisladores de su propio partido. Los mismos opositores y medios hegemónicos que se alarmaban porque el gobierno nacional iba a ser, supuestamente, una "vetocracia" (porque había perdido la mayoría parlamentaria), ahora callan frente a estos abusos del jefe de gobierno, y callaron también los carteles del cacerolazo que nada dijeron al respecto.

Mientras a la Presidenta se le reprocha que se mete con las libertades individuales de las personas de manera autoritaria, el alcalde se permite decir sin empacho que se va a realizar un aborto no punible en la Ciudad, y expone públicamente a una mujer abusada, víctima de trata y embarazada, permitiendo que el director del hospital revelara datos de la mujer, lo que llevó a que una ONG defensora de "la vida" realizara un escrache en el domicilio de la mujer. Si no fuera porque la Justicia intervino poniendo las cosas en su lugar, esta mujer habría sido, una vez más, una víctima, pero esta vez de las instituciones democráticas.

• Mientras  al gobierno nacional se le reclama por la libertad de expresión (que supuestamente va a perder el Grupo Clarín a partir del 7/12 porque se va a aplicar en forma completa la LSCA, según lo dispuesto además por la Corte Suprema de Justicia), el gobierno de Macri censura a un grupo de docentes de escuelas de la Ciudad porque se atrevieron a teatralizar un episodio de la política educativa según la cual se cerraban muchísimos cursos por escasez de alumnos, sin importar las consecuencias de esta medida. Los docentes fueron sacados de sus puestos y sumariados, y sólo con la acción judicial (una vez más) las medidas se dejaron sin efecto y los docentes pudieron volver a sus aulas.

Pero hubo otros episodios de censura, como la prohibición de que en las escuelas se leyera El Eternauta, una obra cumbre de la historieta argentina, transformada en símbolo no sólo por el destino de su autor (Héctor Hoësterhel, desaparecido durante la Dictadura junto con sus 4 hijas), sino por la idea emblemática que subyace acerca de la importancia de la lucha junto al otro, del héroe que ya no es individual sino colectivo.

• Y si a la Presidenta se le reclama (sobre todo desde los medios interesados, como el impresentable periodista Nelson Castro) que escuche, no podría reclamársele lo mismo al Jefe de Gobierno Mauricio Macri, porque él SÍ ESCUCHA... Claro, de manera ilegal, y por eso está procesado. Pero eso es apenas un detalle. Que se suma a otro detalle de su pato criollo Esteban Bullrich, ministro de Educación que no para de mandarse pifies, y a quien se le ocurrió implementar un 0-800 (bautizado 0-800BUCHON) para que la gente denunciara la presencia de La Cámpora en las escuelas (?). Y otra vez tuvo que interevenir la justicia para frenar la estupidez buchona.

Se le reclama a la Presidenta que dialogue, que escuche, pero cuando los alumnos de las escuelas secundarias de la Ciudad tomaron durante más de 2 semanas 50 escuelas reclamando ser consultados sobre cambios de planes que los perjudican para el futuro, el ministro de Macri se negó sistemáticamente a escucharlos. Claro, mientras la escuela pública se deteriora (en lo material y en lo simbólico), crece el prestigio de las escuelas privadas, favorecidas por las políticas macristas.

• Escuché y leí a asistentes al 8N decir "que la presidenta se haga cargo, porque ella debe gobernar para todos", pero en un curioso y masivo corte de luz que colapsó la Ciudad en hora pico justo justo el día anterior a la marcha, y que dejó sin subtes, sin semáforos y sin servicios a millones de usuarios, el jefe de gobierno porteño que se permitió impulsar, convocar y publicitar la marcha, no estuvo presente en la ciudad en emergencia, pero sí se hizo presente en el recital del grupo de rock Kisss, de visita en Buenos Aires, y se atrevió a sacarse fotos allí, mientras la ciudad parecía sumergida en el Apocalipsis. Pero claro, esto no parece importante para los porteños caceroleros de barrios acomodados, votantes de Macri.

En medio del colapso de la ciudad, Macri en lugar de estar con su hija Antonia (?), según afirmó, fue a sacarse una foto con el grupo de rock Kiss.

La ciudad colapsada por falta de semáforos, el día anterior al 8N.

Y hablando de hacerse cargo, mientras la Presidenta gobierna para todos (y no sólo para los que la votaron, como mal creen algunos), el jefe de gobierno se da el lujo de volverse atrás así, sin más, con un acuerdo firmado de aceptar el traspaso de los subtes a jurisdicción de la Ciudad (que es a donde pertenecen), luego de haber implementado un tarifazo impresionante al día siguiente. Así como fue un terrible sablazo al bolsillo de los porteños (de los que lo votaron y de los que no) aumentando más del 100% el impuesto de ABL, en una ciudad que es devorada por la basura y donde los colectivos cuentan todavía hoy con un subsidio del gobierno nacional para los usuarios que se benefician de los mismos por medio de una tarjeta. Pronto va a hacer un año que el acuerdo del traspaso de los subtes a jurisdicción porteña fue firmado, pero por el capricho del inepto jefe de gobierno, no se terminó de concretar. Esta inacción derivó, hace unos meses, en un inédito paro que dejó sin servicio de subtes a los usuarios durante 2 semanas, y donde, una vez más, fue la justicia la que tuvo que intervenir para que el señorito Macri se sentara a dialogar con las partes en conflicto.

• Y cuando a la Presidenta se la acusa de autoritaria, se le achaca mentirosamente haber dicho que "había que tenerle miedo", o se dice tan livianamente (repitiendo el inmoral discurso de la diputada Elisa Carrió, votada por menos del 2% del electorado) que estamos en una Dictadura, se olvida que este gobierno se juramentó no aplicar nunca la represión a la protesta social, mientras que el jefe de gobierno porteño reprime salvajamente a vendedores ambulantes, o destruye y desaloja violentamente puestos de venta en la calle, o maltrata a indigentes con la UCEP (ya inexistente), cosas que seguramente festejarán alborozados sus votantes, disconformes con tanta política social nacional que favorece a los "negros" con planes "descansar" y a los que coopta por medio del choripán y la coca para que vayan a las marchas.

Violento desalojo de puestos de venta históricos en Constitución.

Por todo esto, cuando los porteños al fin caigan en la cuenta del error que cometieron al votar a un inepto jefe de gobierno, y se decidan a salir a cacerolear por los tarifazos, por los vetos, por los derrumbes de edificios, por los negociados inmobiliarios, por la censura, por el uso de la violencia contra sectores desprotegidos, por el descuido en la salud y la educación públicas, cuenten conmigo! Allí estaré. 

Mientras tanto, permítanme decirles que...sus caceroleos no me representan!!!

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