Nazareno Cruz y el lobo. Leonardo Favio. |
Leonardo Favio siempre fue, para mí, un montón de cosas juntas. Lo conocí como cantante de canciones románticas que no me atraían demasiado. Y tampoco me atraía como peronista, porque en esos días no lo era. Pero tenía un novio peronista, y si bien no solíamos ponernos de acuerdo en cuestiones políticas, sí compartíamos cierta sensibilidad hacia las cosas simples. Y el amor romántico era una de esas cosas, porque estábamos enamorados. Por eso, cuando se estrenó "Nazareno Cruz y el lobo", fuimos a verla. Pero nos encontramos con mucho más que una romántica historia de amor, de misterio y de leyenda. Encontramos una obra de arte, un compendio de belleza. Y la disfrutamos como locos. Yo había visto en un ciclo de cine argentino por la tele "El dependiente", y ni siquiera recordaba que la había dirigido él. Pero la película tenía (tiene) tal fuerza y calidad que sí puedo recordarla, y a sus personajes, y la historia, y la emoción...hasta el día de hoy. El arte tiene ese lado mágico: aunque el artista se haya ido, siempre podemos volver a sus obras, y se nos hará presente.
Pero Leonardo Favio tenía un plus: sabía dar a todo lo que hacía una calidez y una ternura a la que nadie, ni siquiera los que no pensaban como él, podía resistirse. Incluso en aquellos episodios en los que se involucró en los 70´s, con la vuelta de Perón y con la masacre de Ezeiza, siempre estuvo allí con esa cuota de devoción hacia el líder y con su presencia de militante popular, siempre presente y siempre respetado. Por eso estoy segura que no tiene enemigos, ni siquiera en política, porque hablaba y actuaba desde el corazón, y se sentía.
También para el arte su entrega era apasionada, y a pesar de su precario estado de salud, seguía creando. Había hecho hace apenas unos años (en 2008) su última película: "Aniceto", una obra ballet con el bailarín Hernán Piquín, retomando la historia de aquella su película: El romance del Aniceto y la Francisca. Pero tenía planes para seguir dirigiendo, sólo que la vida tenía otros planes para él. Por eso ayer (5/11/2012) nos dejó y se fue de gira, como dicen los artistas de aquellos de los que no quieren despedirse.
Por suerte existió la generosidad para dedicarle muchos reconocimientos y homenajes, tanto desde algunos poderes del Estado, como el Poder Ejecutivo y el Legislativo, como el brindado durante años por su enorme y valiosa creación artística. En uno de esos reconocimientos, éste genio de enorme talento, tan lleno de amor, recibió su homenaje y devolvió, en el mismo acto, el suyo propio.
Inauguración de la 23ª edición del Festival Internacional de Mar del Plata.
Ésto fue lo que dijo al recibir su premio homenaje, aquel 6 de Noviembre de 2008, refiriéndose a la Presidenta Cristina Fernández de Kirchner:
"Uno la ve tan frágil, tan bonita y parece mentira que tenga
esa fortaleza de titán, para enfrentar estos vendavales de mediocres,
mezquinos y angurrientos, que tanto pululan. Claro que ella camina
confiada, porque la custodia el amor hacia la gente que es el arma más
poderosa que puede tener el ser humano. Yo le agradezco a Dios que me
haya permitido ver esta etapa de mi país que nunca pensé en llegar a
ver, porque yo conocí la etapa de la primavera , cuando brotaron todas
estas cosas me parecía imposible que se repitiera. Además ella va muy
confiada al frente porque sabe que va rodeada de los humildes, de los
que no hacen barullo, pero sí tienen una capacidad muy grande de amar, y
de mantener en su memoria a aquellos que no traicionan. Yo estoy
felíz, felíz. Felíz como cuando andaba de pequeño en mi pueblo desnudo
corriendo en el río con mis amigos. Felíz como en esa etapa".
Todo un manifiesto, de gratitud y de reconocimiento, como alguien lleno de ternura pero también como un peronista que, hasta el final, se mantuvo fiel a lo que siempre fue.
¡Gracias Leonardo, para siempre con nosotros, por lo que sembraste!
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