2 de Septiembre de 2021

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La Plaza del Amor
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martes, 9 de marzo de 2021

PREJUICIOS: una pistola cargada.

 PREJUICIOS: una pistola cargada.Sputnik V: ¿Qué dijeron los intendentes del Valle de Uco ...

Cronología:

-10/12/20: Gobierno argentino firma acuerdo para adquirir la vacuna Sputnik

-12/12/20: Técnicos de ANMAT viajan a Rusia para monitorear calidad de la vacuna Sputnik

-23/12/20: ANMAT recomienda la vacuna Sputnik y el Ministerio de Salud la aprueba.

24/12/20: Llegan a Argentina las primeras 300.000 dosis de vacuna Sputnik.

20/01/21: ANMAT aprueba la vacuna Sputnik para mayores de 60 años. 

02/02/21: La revista científica The Lancet publica resultados sobre vacuna Sputnik.

   Hace apenas unos días nos enteramos con pesar que, una vez más, un profesional de la salud había fallecido víctima del coronavirus Covid-19.  Se trató de una médica que, en un comienzo, había rechazado vacunarse con la vacuna rusa Sputnik. Recién cuando la prestigiosa revista científica The Lancet publicó los resultados de sus observaciones sobre la vacuna, decidió vacunarse. Pero el turno que le otorgó el GCBA, no le dio tiempo: se contagió antes y falleció. (1) También el director del Hospital Fernández opina de forma similar, y un enfermero del Hospital Ramos Mejía, que se queja por la deficiente campaña de vacunación implementada por el Jefe de Gobierno porteño y su Ministro de Salud, cae en la misma calificación: (2) como no estaba publicada la información sobre la vacuna Sputnik en ninguna revista científica, más el bombardeo mediático en contra de la vacuna, casi ningún médico quería vacunarse. Ni el enfermero entrevistado, ni el periodista que reconoce la campaña mediática en contra, como tampoco el director del hospital Fernández, hacen alusión a que, ANTES que la revista científica publicara sus observaciones (altamente positivas) sobre la vacuna, la ANMAT (3), el órgano oficial que regula en el país todos los alimentos y medicamentos que consumimos, y con los datos enviados por el laboratorio ruso Gamaleya, YA LA HABÍA RECOMENDADO y publicado los detalles de sus observaciones (23/12/20). Más aún: la revista The Lancet contaba con LA MISMA INFORMACIÓN, pero publica sus conclusiones el 02/02/21. (4)

La campaña mediática y política en contra de la vacuna Sputnik fue desde criticar su proveniencia y ubicación geopolítica (la vacuna comunista), la falta de transparencia en sus publicaciones, la falta de reconocimiento occidental, la poca seriedad, el hermetismo... Pero el colmo de la campaña lo protagonízó una mediática ex legisladora que presentó junto a otrxs legisladorxs, una DENUNCIA contra el Presidente de la Nación, su Ministro de Salud de entonces y algunos funcionarios más por ENVENENAMIENTO a la población si se aplicaba la citada vacuna. Todo adherezado con declaraciones de negocios oscuros y corruptos de la Vicepresidenta Cristina Fernández (según esta oposición, el origen de todos los males que aquejan a Argentina), más una alta cuota de espionaje ruso pergeñado por Cristina Fernández desde sus relaciones con Vladimir Putin a través de sus viajes a Cuba (cuando iba a visitar a su hija enferma, tratada en el país caribeño).
 
Cuando ANMAT publicó su recomendación, hubo un intento periodístico de sembrar dudas también sobre la ANMAT, y el gobernador de la Provincia de Buenos Aires dijo con natural sentido común: 
"Si desconfiamos del ANMAT, abramos el botiquín y tiremos a la basura todo lo que tenemos dentro". Se politizó tanto la vacuna Sputnik (la primera de las que llegaron. También se habían firmado contratos con Oxford-AstraZeneca, Covax, y más tarde con Sinopharm y otras) que algunos opositores decían "Que se la apliquen el 48% que los votaron", "Que se la aplique el Presidente", etc. Después de la publicación de The Lancet el panorama cambió tanto que la oposición se volcó en dirección totalmente opuesta: "Ahora que fue aprobada (por The Lancet ¿?) no tenemos vacunas" (porque la entrega se demoraba por la altísima demanda), por nombrar solo un ejemplo de las flagrantes contradicciones de los "opositores a todo": a la Cuarentena, a los barbijos, a las vacunas, y ahora... quejándose porque NO HAY VACUNAS. Mientras tanto, cuando la ANMAT aprobó su uso para mayores de 60 años (que al principio no lo estaba, lo que generó OTRA andanada de críticas) tanto el Presidente como la Vice, el gobernador de la PBA y muchos intendentes, también se vacunaron, no para saltarse etapas buscando privilegios, sino para generar confianza en la población. Se trataba que la gente no tomara malas decisiones que los perjudicaran, de que se pusieran en riesgo por la desconfianza hacia las vacunas, y por supuesto, de hacerle frente con esa herramienta a una Pandemia cuyo freno más eficaz y duradero era la vacuna.
Kicillof se vacunó con la segunda dosis y completó el ...
Pero finalmente, la consecuencia tan temida se produjo: producto de la campaña irresponsable de medios hegemónicos opositores, supuestos científicos, políticxs mediáticos y cualquier opositor al gobierno al que le pusieran delante un micrófono, muchos argentinos, incluidos profesionales de la salud, no querían vacunarse, y no se vacunaron. Cuando la ola de desprestigio empezó a revertir, empezaron a cambiar de opinión. Y a la doctora que se negaba a la Sputnik, no le alcanzó el tiempo, y falleció.
 
Por supuesto que, la primera reacción es atribuir a la feroz campaña de desprestigio mediática (por oposición a una sabia estrategia del gobierno en elegir a riesgo esa vacuna, por prejuicio o una mezcla de ambos, por intereses económicos y/o para defender OTRA vacuna) el temido efecto negativo sobre la campaña de vacunación se produjo. Y en la PBA una eficaz campaña de difusión de información, de convocatoria a anotarse para la vacuna, dieron resultado. En cambio en CABA, no solo no se vacunaron el Jefe de Gobierno ni el Ministro de Salud, sino que sembraron solapadamente dudas sobre la información recibida, diciendo, por ejemplo, que "con el ANMAT no era suficiente, que teníamos que recibir toda la información para así poder decidir" (?). Entre los absurdos, los titubeos, la desorganización y falta de planificación, la falta de un compromiso para encarar en serio una campaña de vacunación, están dando resultados dispares, con sospechas de falta de transparencia, con entregas de vacunas a entidades privadas u Obras Sociales, y ahora con una campaña demorada e insuficiente, como lo relata el enfermero del Ramos Mejía en el audio (2). El resultado: dos profesionales de la salud en la Ciudad de Buenos Aires fallecidos, uno de ellos por negarse a recibir a tiempo la vacuna Sputnik.
 
Pero surgen algunas preguntas: 
¿Por qué frente a la agresiva campaña de desprestigio de la vacuna, algunas personas fueron convencidas y otras no?
¿Deberían ser acusadas penalmente aquellxs que, con su campaña, produjeron un daño tan grande, al punto de que tantos y tantas ciudadanos no quisieran vacunarse, poniéndose a sí mismos en riesgo y a toda la población, en medio de una Pandemia?
 
La (i)responsabilidad de los medios hegemónicos y sus repetidores es innegable: meses y meses machacando con todas las herramientas posibles sobre el PELIGRO de la "vacuna rusa" sembró dudas pero también temores. Las mismas dudas que podrían haber tenido sobre otras vacunas, pero que curiosamente no eran nombradas, salvo para compararlas en forma positiva. El sesgo negativo sobre la Sputnik era demasiado evidente... ¡para quien quisiera verlo! 
El biólogo molecular Ernesto Resnik, se refirió al tema en Twitter:
Y por supuesto, el diario La Nación (uno de los responsables de la campaña),  le cayó encima con todo su arsenal con la primera estigmatización: "científico K", para de esta manera ahorrarse cualquier debate sobre la vacuna y descalificar su opinión, además de desviar el tema de los victimarios hacia la víctima.
Pero está muy claro que, debatir no era una opción: solo la descalificación, tanto de la vacuna rusa como de quienes la defendieran hablando de "datos". Datos que, obviamente, tampoco ellos tomaban con honestidad intelectual. Cuando tuvieron oportunidad se refirieron al informe sobre la vacuna solo para hablar, de manera maliciosa, sobre los supuestos "efectos adversos" que, finalmente no eran ocultados ni eran serios.
Pero... ¿por qué los efectos devastadores de la propaganda anti Sputnik no tuvieron el mismo efecto en todas las personas? Está claro que sí lo tuvo sobre amplias capas de la población, sin distinción de clase social ni formación intelectual. Por supuesto no nos referimos a quienes, con intención de distinto tipo, operaban en contra. Sino a quienes, honestamente, fueron víctimas del temor y la desconfianza. Y aquí es donde comienza a tallar el ingrediente indispensable sobre el que los medios hegemónicos trabajan para montarse en ellos y hacer germinar el miedo: el prejuicio.

¿En qué momento la campaña anti Sputnik empezó a revertir sus efectos?
Cuando la revista científica The Lancet, tal como todos ellos reclamaban, no solo publicó los datos sobre su observación de la vacuna Sputnik sino que lo hizo de manera altamente positiva:

El "finalmente" de la bajada revela cuán importante era, para este sector opositor, que la revista científica diera su "aprobación" al publicar los datos.

Entre quienes aprovecharon la volada para darse vuelta en el aire y posicionarse distinto, estuvieron los que, como el diario Clarín, dijeran: El tema no era la vacuna, sino la política (?), o como el diputado que dijo: Ahora que tenemos aprobación, no tenemos vacunas (aludiendo al retraso generalizado en la entrega de dosis).
El prejuicio subyacente a la "necesidad" de la publicación de los datos es la creencia en la superioridad de una "autoridad" extranjera, siempre del 1er. Mundo, la desconfianza en las autoridades nacionales que incluye a la ANMAT, aunque solo en esta circunstancia, y frente a una vacuna no proveniente del 1° mundo europeo o norteamericano. Ese prejuicio tampoco reconoce fronteras de clase ni de nivel intelectual ni de profesión. Ya señalamos cómo en el audio del enfermero del Ramos Mejía y cómo el director del Fernández hacían alusión a que, la médica que falleció por Covid, no quería vacunarse con la Sputnik y solo se decidió a hacerlo cuando The Lancet publicó su informe. La misma reacción tuvieron muchas otras personas, que se volcaron en forma masiva a inscribirse para esperar su turno (en el caso que la jurisdicción lo habilitara) o a reclamar con nervios y ansiedad ser vacunados.
 
Pero el prejuicio era solo eso: PREJUICIO. Porque los datos en los que se basó la revista YA estaban en el informe que había publicado ANMAT, recibidos desde el Instituto Gamaleya de Rusia, y en los que el organismo oficial se basó para dar su recomendación al Ministerio de Salud, que dio su aprobación. Sin embargo solo fueron aceptados esos datos cuando los publicó The Lancet.
Al tema también se refirió el Doctor Nicolás Olszevicki, divulgador científico, en Twitter:
Entonces, si los datos estaban, si ANMAT además de aprobarlos y recomendarlos, los publicó, datos en los que se basó la revista para publicarlos y dar su veredicto positivo, ¿por qué algunos solo tomaron como válida para confiar en la vacuna la publicación de la revista y no las conclusiones de ANMAT?

El prejuicio es un concepto establecido y tan arraigado que es más fuerte a veces incluso que la propia realidad, que es tapada por el prejuicio. En algunos casos el prejuicio desaparece cuando la realidad nos permite conocer lo prejuzgado, pero en otros casos, es tan profundo que IMPIDE conocer esa realidad. Los medios hegemónicos lo saben, y el miedo, ese poderoso disciplinador, es el que termina apropiándose de la voluntad de la víctima que no llega a percibir o dar importancia a su propio perjuicio. Así el prejuicio se transforma en un arma poderosísima en manos de los manipuladores mediáticos que la utilizan a favor de sus intereses, y de las víctimas que la utilizan, incluso y de manera incosciente, contra sí mismas.
Como dice el científico Ernesto Resnik en Twitter:
"Sembrar la duda sobre la Sputnik V y convencer a tantos de que era "peligrosa" y que la evitaran tenía un fin político claro pero llevaba un riesgo serio: que alguno que pudiera, no la usara por esas "dudas" que cínicamente plantaron.
Ocurrió. Hay una persona muerta y es muy triste. Pero hay también responsables, LN /LN+ es uno de ellos. Mi tuit no fue sobre la víctima y estaba claro. Era sobre los victimarios".

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(1) Falleció una médica del Hospital Fernández que se había negado en un principio a ser vacunada con la vacuna Sputnik.

(2) El enfermero del Ramos Mejía, Christian Acosta, habla sobre el malestar por la deficiente e injusta campaña de vacunación en CABA.  (audio)

(3) ANMAT: Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica. Es el equivalente en Argentina de la FDA norteamericana y la EMA europea. 

(4) https://www.thelancet.com/journals/lancet/article/PIIS0140-6736%2821%2900191-4/fulltext

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